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Ecogranja La Lechuza: agroturismo sustentable en General Alvear

Javiera Rully y Reto Sonderegger iniciaron el emprendimiento en 2011. Allí el agroturismo se combina con acciones amigables con el ambiente. Ella es argentina, que se exilió a Suecia de niña durante la dictadura militar. El nació en Suiza y se formó como agricultor. Se conocieron en nuestro país, eligieron Misiones y comenzaron su aventura.

A kilómetros de General Alvear, Ecogranja La Lechuza ofrece un modelo sustentable y sostenible de agroturismo. El emprendimiento se encuentra en el corazón del monte de la Zona Centro. En sí misma, esta ecogranja ofrece al visitante un espacio amigable con el ambiente: las plantas, los árboles, ojos de agua, corrales, viveros, huertas e inclusive las cabañas de hospedaje tienen una finalidad ecológica. Todo se aprovecha, todo se recupera para desarrollar una actividad humana en convivencia con la tierra.

El emprendimiento arrancó en 2011. En sus inicios, la granja comenzó como una unidad de producción agroecológica integral de vegetales y productos cárnicos. La producción era ofrecida a los habitantes de Oberá y General Alvear. Los productos eran ofrecidos en una canasta conformada con artículos obtenidos de acuerdo a la cría, cultivo y estación. Con el tiempo y debido a las fluctuaciones entre oferta y demanda, ecogranja La Lechuza comenzó a transformarse en un emprendimiento de agroturismo.

A mediados de 2023 la ecogranja fue declarada área natural protegida privada a través de un convenio con el Ministerio de Ecología. Sus propietarios, Javiera Rully y Reto Sonderegger, siempre tuvieron como objetivo el desarrollo de un establecimiento agroecológico. Es por ello que eligieron Misiones para establecerse, luego de visitar varios países de Latinoamérica.

Una historia, una aventura

Si bien, Javiera Rully nació en Argentina, a muy temprana edad tuvo que exiliarse a Suecia con su familia debido a la dictadura militar. Por su parte, Reto Sonderegger nació en Suiza, lugar en que pasó su infancia y adolescencia y también en el que cursó sus estudios básicos y técnicos en agricultura. Reto conoció a Javiera cuando vino a Argentina para hacer una investigación periodística sobre los efectos de la agricultura intensiva en el ambiente, la economía y la sociedad. Comenzaron una relación, Javiera viajó a Paraguay acompañada por Reto para investigar el fenómeno de los brasiguayos y la conflictividad derivada de esta situación.

En esos momentos ya vislumbraban la posibilidad de venir a Misiones, sin embargo no encontraron una propiedad que les convenciera. Es entonces que se van a vivir a Suiza. En Suiza nacieron sus hijos y decidieron volver a Argentina. Después de juntar un poco de capital más una ayuda de los padres de Reto, la pareja encontró una propiedad que hoy es la ecogranja La Lechuza.

Reto Sonderegger explicó en diálogos con canal12misiones.com la razón de dejar Europa y venir a vivir a Misiones. “Aquí la fortaleza está en la calidez humana de la sociedad. Por ejemplo, en las sociedades europeas del norte, la gente vive muy sola. Una de cada tres personas que fallecen en Suecia no tiene familiares o amigos que lo vayan a despedir. Materialmente es posible que estén mejor pero prefiero la calidez humana que encontramos acá”, dijo.

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Y señaló uno de los puntos fuertes que tiene nuestra provincia y el país en general respecto al acceso a la tierra. “En Suiza nunca podríamos haber podido acceder a una propiedad como esta. Tampoco podríamos reunir el capital necesario para realizar este proyecto de agroturismo. Aquí hay un margen más flexible, más humano para hacer las cosas”, agregó.

La propiedad en la que funciona hoy la ecogranja tiene menos de 25 hectáreas y se encuentra delimitada por dos arroyos, el Picudo y el Gaubiroba, con un salto de agua en cada uno de ellos. La Lechuza dispone de tres cabañas con un alojamiento máximo para 22 personas.

En la propiedad se realiza la cría de animales para consumo y materias primas como huevos y lácteos. Entre los animales que se crían se encuentran cabras, ovejas, conejos, patos, gallinas, pavos, gansos y vacas lecheras. Entre los vegetales que cultivan se encuentran mayormente hortalizas y especies frutales, sobre todo aquellos que son autóctonos.

Gastronomía original en la ecogranja La Lechuza

Todo lo producido es destinado a la oferta gastronómica para visitantes y pasajeros de la ecorregión. Aquellos que contraten un día o tarde de campo por la propiedad o se alojen en alguna de las cabañas pueden degustar los menús con ingredientes de producción propia.

Dentro de los recomendados por Reto se encuentra, cuando hay en existencia, la milanesa de pechuga de pavo. Para los pasajeros se ofrecen menú de comida casera con productos como ocra, que no es muy conocido en estas latitudes. “Es increíble como Javiera se formó en gastronomía. Ella se interioriza, intercambia recetas con chef y cocineros, experimenta. Yo colaboro en algunas cosas pero la batuta en la cocina la tiene ella. Como agricultor es muy lindo todo el proceso desde la preparación de la tierra hasta el plato que se presenta en la mesa”, dijo.

Reto también señaló que al destinar la producción a la gastronomía del emprendimiento no es necesario grandes escalas de cría y cultivo para obtener rentabilidad. “Es mucho más humano y sobre todo tenemos el contacto con la gente con quienes tenemos esa retroalimentación”, explicó. Además, desde un principio se planteó la sustentabilidad y sostenibilidad como un objetivo.

Un establecimiento en armonía completa con el ambiente

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El establecimiento obtiene de manera orgánica sus propios biofertilizantes mediante varios métodos de elaboración. Uno de ellos es mediante el compostaje de excremento de los corrales, la cama de vegetación de los animales y suelos. Otra de las formas es el abono bokashi. Este abono se obtiene al mezclar y cultivar el rumen de los animales faenados con suero de leche, jalea de azúcar y harina de tierra. Este biofertilizante es excelente para las pasturas, verduras y los cultivos en general.

Por otra parte, en la granja agroecológica se realiza una recuperación de la microbiota del monte. “Nosotros recuperamos microorganismos nativos del monte. Juntamos parte de la capa en descomposición y amasamos con melaza de caña y afrecho de arroz. Esa masa madre de microorganismos se fermenta anaeróbicamente en azúcar. Luego sembramos esa microbiota en el monte nativo que estamos implantando”, explicó Reto.

Además, allí también utilizan los biofertilizantes que distribuye la provincia a productores rurales. En ese marco, destacó que es importante la reconversión que se quiere lograr en Misiones.

También contó que adquirieron la propiedad, la mayor parte de ella estaba deforestada y arrasada. En la misma funcionaba una pista de aeromodelismo. “Es por ello que hubo un intenso trabajo de reforestación con especies exóticas y nativas. Los cercos verdes están compuestos por especies exóticas de rápido crecimiento junto con árboles autóctonos. Las especies exóticas, que luego son removidas, al crecer más rápido protegen el desarrollo de las especies nativas”, explicó.

Por su parte las cabañas cuentan con termotanques solares y tratamiento de desechos cloacales. Los efluentes producidos por los pasajeros que se hospedan en la ecogranja son drenados a un sistema de tratamiento que abona canteros de plantas ornamentales.

“Hicimos mucho y vamos por el camino correcto. Estamos en un lugar privilegiado en el que construimos un corredor verde como lo habíamos soñado”, concluyó Reto.

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