Conocé la vida de Hugo Tito Barraza, histórico afilador tucumano de 80 años que sigue con su espíritu de vocación en Posadas. Comparte su trayectoria marcada por viajes, enseñanzas y el legado de una profesión ancestral que se niega a desaparecer.
Dentro del Mercado Concentrador de Posadas se encuentra Hugo Tito Barraza, un hombre cuya vida ha sido moldeada por el sonido de su flauta y el arte de afilar cuchillos. Con manos expertas y una atención amable, Tito se erige como un guardián de una tradición olvidada por muchos pero atesorada por él. La historia se compartió en el segmento “Historias de Misiones“, del noticiero Al mediodía de Canal 12.
“Nací en San Miguel de Tucumán, pero mi corazón siempre ha estado en Ourense, la cuna de los afiladores. Mi abuelo y mi tío abuelo eran afiladores, y desde pequeño supe que seguiría sus pasos“, compartió.


Desde los 12 años, Tito comenzó a aprender el oficio en el taller de su tío abuelo, sumergiéndose en los secretos de la piedra de afilar y el arte de restaurar la nitidez de los cuchillos. A los 13 años, inició el camino hacia Buenos Aires en bicicleta junto a su primo, para trabajar de afiladores. Allí comenzó una aventura que lo llevaría a recorrer Argentina y más allá, llevando su oficio a ciudades y pueblos lejanos.
Espíritu de vocación y ejemplo para generaciones futuras
Con el paso de los años, su habilidad y dedicación le permitieron expandir su negocio, reparando no solo cuchillos y tijeras, sino también instrumentos quirúrgicos y herramientas de cocina especializadas. “La calle es mi lugar. Es donde encuentro mi felicidad y me conecto con la gente“, afirmó con nostalgia en la mirada.

A sus 80 años, Barraza ha dejado su huella en países como Perú, Chile, Bolivia y Paraguay, pero fue en Misiones donde decidió echar raíces. “Misiones es una tierra de belleza incomparable. Aquí decidí quedarme y encontrar mi hogar“, expresó.
Aunque el tiempo avance y las tecnologías modernas amenacen con relegar la profesión, sigue afilando cuchillos en Posadas, transmitiendo su sabiduría a las generaciones futuras. “Mis nietos me miran con ganas de aprender a afilar, pero todavía les cuesta. No es algo fácil”, dijo con una sonrisa. “Mientras haya alguien que necesite un cuchillo afilado, mi trabajo continuará“, concluyó.

Investigación y Producción: Fado @fumandoangeles
Registro y Post-produccción: Kevintach @kevintach_