Pacientes y familiares fueron protagonistas de una jornada de solidaridad en el hospital de pediatría de Posadas. La Fundación Manitos acercó insumos de higiéne, juguetes y ropa. “Que puedan jugar y divertirse durante su tratamiento es muy gratificante”, mencionó el vicepresidente del IPS, Iván Pelinski Venchiarutti.
Cada 13 de mayo se conmemora en Argentina el día del niño hospitalizado. En ese marco, mediante un trabajo conjunto entre la Fundación Manito, el Instituto de Previsión Social (IPS) y el Concejo Deliberante de Posadas acercaron donaciones al área de oncología del hospital pediátrico. La entrega contó con juguetes, ropa e insumos de higiene.

“Estoy sumamente contento, es una sensación movilizante”, mencionó el vicepresidente del IPS, Iván Pelinski Venchiarutti, en una entrevista exclusiva con Canal 12. Agregó que se acercaron para acompañar la iniciativa de la fundación Manitos.
Explicó que la idea se enmarca en la conmemoración del día del niño hospitalizado que se conmemora cada 13 de mayo en el país. “Poder acercarles una sonrisa, que puedan jugar y divertirse durante su tratamiento es muy gratificante”.
“Como médico tengo contacto frecuente con pacientes. Quiénes pasan por un proceso oncológico tanto como sus familiares viven en un estado de lucha constante”, comentó el Vicepresidente del Instituto. Añadió que “vemos que con pequeñas cosas podemos sacar algunas sonrisas es importante, como también para las familias al ver que hay muchas personas que se interesan en ellos”.
Sonrisas de la mano de la Fundación Manitos
Por su parte, un voluntario de la fundación, Facundo Cardozo, comentó que “somos una simple fundación que busca hacer un buen gesto para la sociedad”. Mencionó que esta es la primera vez que realizan una donación a una institución pública.
“Es importante resaltar la importancia de tener un Estado presente, que banque la salud pública, sin la cual no serían posibles muchísimos de estos tratamientos sobre todo, destinados a mejorar la calidad de vida de las personas”, manifestó Cardozo.

El joven voluntario contó que días atrás, perdió a su madre, quién luchó durante años contra un cáncer. “En este proceso aprendí que después no hay después. El valor de compartir y estar cerca de la gente, poder acercar alguna alegría es invaluable”.