Además del centenario de la EPET N° 1, conocida como “La Industrial”, también es el 40° aniversario de su tema tradicional llamado “El Oriental”. Quique Uffelmann, su co-creador, nos contó el génesis de este ritmo que cambió la historia de la Estudiantina de Posadas.
Enrique “Quique” Uffelmann no es un estudiante más en la historia de la EPET N° 1 “UNESCO”, más conocida como “La Industrial”. Su paso por la escuela técnica se combinó con su pasión por la música y gracias a su mirada innovadora, lograron junto a un grupo de alumnos, revitalizar la Estudiantina posadeña bajo el formato de la Banda de Música.
Uffelmann es parte de la promoción 86’ y vivió años inolvidables durante su adolescencia, gracias a su inventiva y liderazgo. Empezó a tocar la batería a los 13 años, un verano antes de comenzar el segundo año cuando su padre le compró su primer instrumento.

Luego, conoció a Javier Chemes, otro destacado músico de la ciudad con quién compartió su primera formación musical. En esos años, la democracia era algo reciente, luego de los oscuros años de dictadura militar, y no había costumbre de juntarse entre muchas personas para realizar una actividad.
Cómo cambiaron la historia de la Estudiantina
En ese contexto, la Estudiantina posadeña era muy diferente a lo que conocemos hoy en día. Por eso, Chemes y Uffelmann decidieron que lo mejor era proponer “una scola pero que sea diferente”. Es que ellos estaban muy entusiasmados con el rock nacional e internacional de la época y no tanto con los ritmos brasileños.
“Nosotros fuimos los primeros, en realidad hubo una primera scola do samba que dirigió Cacho Bernal en el 74 más o menos, pero no entiendo por qué no tuvo la misma trascendencia”, reveló Uffelman.
“La idea fue tocar la música que escuchábamos nosotros, desde rock y pop, pasando por King Crimson o Frank Zappa”, relató sobre la cocina de lo que fue la primera “banda de música”. “El concepto que tuvimos fue hacer una batería pero gigante”, agregó sobre esos primeros pasos.

Entonces, con la escala de un grupo de 25 personas, se repartían los golpes típicos de una banda de rock de esos años. “Hacíamos cosas que imaginábamos, eran africanas, pero uno a los 16 hace lo que puede y lo que le sale” contó entre risas.
Sin embargo, gracias a ese pequeño gesto lograron reanimar la fiesta de los estudiantes posadeños. “Javier la veía mucho más que yo, me decía que íbamos a cambiar la historia”, comentó. Y finalmente fue así, en sus palabras porque “cambiamos el parámetro de lo que se tocaba, el paradigma musical de la época”.
A partir de esa iniciativa, su legado continuó al punto de que las categorías se dividieron entre Banda de Música y Scola Do Samba. Los dos primeros años, Quique estuvo acompañado de su amigo Javier, sin embargo, el último le tocó dirigir en soledad a más de 100 alumnos. Era un crecimiento exponencial en relación a los primeros 25 que se animaron a estar.

La emoción de haber creado El Oriental
“Ese nivel de adrenalina nunca más lo volví a sentir en la vida, eso fue único y no lo voy a volver a sentir más”, manifestó con orgullo. “En ese momento tenía la sensación de que todo lo que me proponía se podía lograr, y darme cuenta de que era algo que estaba quebrando con todo fue alucinante”, detalló.

“Me acuerdo y se me eriza la piel porque siempre cuando llega esta época del año, con el calorcito y el sonido de los tambores, es como si volviera a esos tiempos, de nuevo”, expresó con emoción.
Por último, admitió que pasó suficiente tiempo y “el mago puede revelar el truco” por lo que se animó a contar de dónde surgió el ritmo de El Oriental, el himno de la “Indu”. Y fiel a su estilo, resulta que se trataba de una canción de King Crimson titulada “Sartori in Tangier”. En ella, se puede escuchar claramente cómo se inspiraron en esos tambores, aunque hoy ya nada tenga que ver con la banda progresiva de los años 70’.