Una familia de la localidad paraguaya de Cedrales, en Alto Paraná, atraviesa una difícil situación después de que una fumigación con agrotóxicos, realizada por un productor de soja vecino, acabara con su producción agrícola y causara la muerte de sus animales. Rosa Domínguez, la joven afectada, expresó su dolor y desesperación por la falta de respuesta ante lo sucedido, mientras su familia enfrenta graves problemas de salud y pérdidas económicas.
Según relató Rosa, en septiembre, su familia sembró sandías y maíz con la esperanza de cosechar pronto y vender los productos para tener recursos durante las fiestas de fin de año. Sin embargo, todo se vino abajo cuando un productor de soja, cuya plantación se encuentra al lado de su chacra, comenzó a realizar fumigaciones sin tomar las medidas de seguridad necesarias, como la instalación del cerco perimetral que exige la ley.
“Cuando fumigaron, todo el veneno fue a parar a nuestras plantaciones. El veneno mató todas nuestras sandías, ni una planta quedó”, lamentó Rosa, visiblemente afectada por la situación. Además, el veneno también afectó a las gallinas que criaban, y en pocos días murieron casi todas. “Este año vamos a pasar una Navidad muy difícil. No tenemos nada”, agregó.
La situación empeoró cuando el padre de Rosa, don Alicio Domínguez, que sufre de problemas cardíacos, fue a inspeccionar las plantaciones afectadas. Tras el incidente, su salud se deterioró rápidamente y tuvo que ser atendido en el hospital. “Cuando mi papá fue a ver los cultivos, se puso muy mal. El estrés le afectó mucho y no pudo ni siquiera regresar al hospital para hacer la denuncia”, contó Rosa.
El incidente fue denunciado en la comisaría local y el caso pasó a la fiscalía. Sin embargo, la familia no pudo continuar con la denuncia debido a los problemas de salud de don Alicio y las dificultades económicas que enfrentan. A pesar de esto, la situación se agravó cuando el vecino volvió a fumigar, esta vez con custodia policial. “Nosotros no somos los criminales. La policía custodió a quien echaba el veneno. No entiendo por qué nos persiguen a nosotros si somos los afectados”, expresó Rosa indignada.
La salud de don Alicio sigue siendo una preocupación. Según los médicos, no debe estar expuesto a los agrotóxicos debido a su condición cardíaca y ahora debe someterse a fisioterapia respiratoria para poder realizarse estudios pulmonares. Sin embargo, la familia no tiene recursos para cubrir estos gastos médicos adicionales.
En medio de este panorama, la familia Domínguez exige que el Ministerio del Ambiente intervenga en el caso y verifique que no existe un cerco perimetral adecuado en la plantación de soja del vecino. También piden que se tomen medidas contra el uso indiscriminado de agrotóxicos que está afectando tanto a su salud como a su sustento. Además, Rosa hizo un llamado al productor de soja para que asuma su responsabilidad por las pérdidas sufridas.
“Mi mamá criaba pollitos para vender huevos, pero ahora apenas tiene 8 gallinas de las 100 que tenía. Con suerte, en una semana consigue 8 huevos. ¿Cómo vamos a sobrevivir así?”, preguntó, visiblemente angustiada.
La familia también relató que intentaron hablar con los dueños de las plantaciones de soja, pero estos no mostraron interés en reconocer el daño causado. “Les dijimos que nuestra plantación se había arruinado por su fumigación y ellos simplemente dijeron que siguieran con lo que quisieran. No tienen respeto por lo que estamos pasando”, concluyó Rosa.
Ante la grave situación, la familia pide urgentemente la intervención de las autoridades y la solidaridad de la comunidad para poder sobrellevar las consecuencias de esta tragedia.
Con información de Extra (Paraguay).