La recomendación general de consumir dos litros de agua por día se mantiene vigente para la población adulta, aunque puede ajustarse según las características individuales y contextuales. En ese aspecto, La licenciada en nutrición Silvana Enciso, en dialogo con Canal 12, afirmó que esta cantidad es una guía básica, pero que “no es lo mismo, quizás, un niño, una mujer embarazada, un adulto mayor”.
Enfatizó que el consumo debe adaptarse a las necesidades particulares de cada persona y a factores como el clima o la actividad física. “En épocas de calor, como ocurre en esta región, las pérdidas por transpiración son mayores, por lo que se debe aumentar el consumo de agua”, explicó.
La especialista señaló que, a partir de los 18 años, esta recomendación cobra mayor relevancia, especialmente en contextos de altas temperaturas. “El verano a pleno genera que el cuerpo pierda más líquidos, y la hidratación constante es clave para evitar deshidratación y golpes de calor“, mencionó. En este sentido, destacó la necesidad de tener siempre al alcance una botella de liquido para mantener el equilibrio hídrico.

El agua es insustituible en la hidratación
En cuanto a si es posible reemplazar el agua con otras bebidas, aclaró que “no hay otra bebida que la reemplace”.
“La realidad es que para reemplazar el consumo de agua no hay otra bebida. Sí sirven quizás para hidratar o para acompañar, pero no reemplazan lo que aporta el agua. Lo mismo que las frutas y las verduras: la mayoría tiene un porcentaje. Hay algunas que tienen más, hay otras que tienen menos, pero la realidad es que no se puede reemplazar en sí por el consumo de agua”, aseguró.

Ante la dificultad que algunas personas tienen para consumir agua, la nutricionista sugirió que hay que “levantarse y tomar un vaso de agua, acompañar las comidas o saborizarla con frutas, gotas de limón o menta son maneras útiles de incorporar este hábito“.
“Cuando el cuerpo siente sed, ya está deshidratado“
La deshidratación representa el principal riesgo asociado a un bajo consumo de agua. Por eso, Enciso explicó que el primer signo de alerta es la sensación de sed, indicando un desequilibrio en los minerales del cuerpo. “Cuando el cuerpo siente sed, ya está deshidratado. Si no se atiende esta señal, puede generar cuadros más severos”, indicó. La especialista añadió que esta falta de hidratación puede derivar en problemas mayores a largo plazo, comprometiendo la salud general del organismo.
Por ultimo, recalcó que la hidratación no solo es clave para evitar problemas inmediatos, como golpes de calor o deshidratación, sino que también tiene beneficios esenciales para el funcionamiento integral del cuerpo.