El 30 de enero comenzó el incendio en El Bolsón, una localidad de la provincia de Río Negro, el cual afectó más de 4.000 hectáreas de vegetación y destruyó al menos 130 viviendas, dejando a muchas familias sin hogar. Si bien las condiciones meteorológicas ayudaron a enfrentar el fuego en las últimas horas, este continúa activo y avanza hacia distintos puntos cardinales
Los medios aéreos, por su parte, actúan de forma condicional, no solamente por el descenso de temperatura, sino por las fuertes ráfagas de viento que se registraron en la zona. Asimismo, el Gobierno provincial limitó la circulación de personas ajenas al combate en el Área Natural Protegida para facilitar el trabajo y, de esta forma, evaluar los daños que provocó el incendio.

“El camino troncal ha sido completamente incendiado, además de las miles de hectáreas afectadas dentro del área protegida“, explicó Andrea Confini, secretaria de Estado de Energía y Ambiente de Río Negro. “Aún no podemos evaluar con precisión los daños geológicos, forestales e hídricos, por lo que se determinó que el parque no podrá reabrir hasta contar con una evaluación completa del impacto y de los riesgos existentes”, aseguró.
Una de las principales amenazas para quienes transitan la zona es la caída de árboles quemados, así como también los posibles derrumbes y desprendimientos provocados por el calor, que debilitó las formaciones rocosas. Las lluvias y nevadas también pueden provocar grandes descensos de agua y generar aperturas peligrosas en el terreno.
El Estado toma cartas en El Bolsón
Por otra parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Defensa, Luis Petri, presentaron en El Bolsón la Agencia Federal de Emergencias, una iniciativa del Gobierno Nacional que tiene como objetivo mejorar la eficacia en la respuesta ante situaciones de crisis como incendios, inundaciones y otros eventos de gran magnitud que requieren una acción rápida y coordinada.
Las autoridades nacionales decidieron tomar esta medida en respuesta a la emergencia y, más allá de la urgencia de la situación, con el fin de generar un cambio estructural en la forma en que el Estado enfrenta este tipo de desastres.

“En la actualidad, existen 12 estructuras del Estado que se encargan de enfrentar emergencias, pero este sistema genera una superposición de tareas, lo que termina ocasionando desorden y falta de coordinación. A partir de un decreto de necesidad y urgencia, vamos a crear la Agencia Federal de Emergencias, que tendrá una estructura más vertical, con un manejo centralizado de los recursos y de los fondos, lo que permitirá una mayor eficiencia en el manejo de las emergencias”, explicó la ministra.
Uno de los objetivos principales de la Agencia será facilitar la acción conjunta entre las distintas dependencias gubernamentales y las fuerzas de seguridad, brigadistas y organizaciones no gubernamentales que intervienen en la respuesta ante situaciones de emergencia. El manejo centralizado de los recursos será crucial para evitar duplicaciones y asegurar que las acciones se realicen de manera más ágil y eficaz.