El Papa Francisco, de 88 años, continúa hospitalizado en el instituto Gemelli de Roma tras ser internado el viernes 14 de febrero por una neumonía bilateral. Según el último informe del Vaticano, su estado de salud muestra mejoría. Respira sin asistencia mecánica, puede levantarse y su corazón “resiste muy bien”. A pesar de estos avances, los médicos insisten en que sigue enfrentando un “cuadro clínico complejo” que requiere tratamiento adicional.
El diagnóstico del Papa generó preocupación debido a sus antecedentes médicos. Cuando era joven, le extirparon el lóbulo pulmonar derecho, lo que agrava su actual infección. Según los especialistas, contrajo una “infección polimicrobiana en un contexto de bronquiectasias y bronquitis asmática”. Este tipo de afección requiere un tratamiento terapéutico “complejo”, lo que hace que su recuperación sea un proceso delicado.

Hospitalizado pero estable: ¿Cómo lo ven al Papa Francisco?
A pesar de su estado de salud, quienes lograron reunirse con él ofrecieron testimonios alentadores. El miércoles 19 de febrero, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, visitó al Papa y lo encontró “alerta y receptivo”. También afirmó que él incluso “bromeó” durante la conversación. Matteo Bruni, portavoz de la Santa Sede, aseguró que el Sumo Pontífice “pasó una noche tranquila, se despertó y desayunó”.
Fuentes del Vaticano indicaron que Francisco puede levantarse y sentarse en un sillón sin necesidad de asistencia mecánica para respirar. Sin embargo, los médicos no descartan que la utilice en ciertos momentos. La noticia de su hospitalización desató especulaciones en redes sociales, donde incluso se difundió falsamente su fallecimiento.
Antecedentes de salud
Esta hospitalización es la cuarta que enfrenta Francisco en menos de cuatro años. Su salud debilitada genera incertidumbre sobre su capacidad para cumplir con la agenda del “año jubilar de la Iglesia católica”. Este período implica múltiples eventos en los que el Papa desempeña un papel clave. Pese a su estado, el Pontífice se niega a cancelar compromisos y mantiene su ritmo de trabajo.
El teólogo jesuita Antonio Spadaro, en declaraciones al diario Il Corriere della Sera, estimó que la hospitalización podría durar entre dos y tres semanas. “Está claro que la situación es delicada, pero no vi ninguna forma de alarmismo”, afirmó. Spadaro también destacó la fortaleza del Papa, asegurando que “tiene una energía vital extraordinaria” y que “no es un hombre resignado”.
Desde que asumió el liderazgo de la Iglesia católica, Francisco dejó abierta la posibilidad de dimitir si su estado de salud le impide cumplir con sus funciones. Su antecesor, Benedicto XVI, tomó esa decisión en 2013, convirtiéndose en el primer Papa en renunciar desde la Edad Media.
La opinión de un especialista
El profesor de geriatría Andrea Ungar, de la Universidad de Florencia, explicó a la agencia AFP que la neumonía bilateral representa “ciertamente un cuadro difícil” para un hombre de 88 años con otras patologías. Según el especialista, la enfermedad se vuelve más peligrosa cuando la infección se extiende de un pulmón al otro. Esto puede provocar insuficiencia respiratoria, aunque en el caso del Papa no se han reportado síntomas graves como fiebre.
El tratamiento con antibióticos es fundamental para su recuperación, aunque probablemente se prolongue más de lo esperado. El doctor Ungar no descartó una hospitalización breve, de menos de una semana. “Actualmente existe la hospitalización a domicilio, muchas cosas se pueden gestionar en casa”, aclaró.
El especialista también advirtió sobre la importancia del descanso, aunque no recomendó el reposo absoluto. “Si una persona es activa y tiene motivación para hacer cosas durante el día, especialmente con más de 80 años, solo puede mejorar”, señaló. Además, aconsejó que el Papa continúe alimentándose bien y tome probióticos junto con vitamina B para evitar los efectos secundarios de los antibióticos.