El presidente de EE.UU., Donald Trump, aseguró que los aranceles para semiconductores se aplicarán “en un futuro próximo”, una de las industrias más críticas para la era moderna, y que anunciará las tasas para los mismos esta semana en el marco de la reforma económica estadounidense, que culminó en una guerra comercial a nivel mundial.

“Los aranceles entrarán en vigor en un futuro próximo. Porque, como saben, al igual que hicimos con (los aranceles) al acero, los automóviles y el aluminio, que ya están en plena vigencia, haremos lo mismo con los semiconductores, los chips y muchos otros productos”, dijo Trump al hablar con medios a bordo del Air Force One, el avión presidencial estadounidense, en tránsito a Washington desde Florida, donde pasó el fin de semana.
Trump busca la soberanía comercial y ser autosuficiente
Trump afirmó que EE.UU. quiere fabricar sus propios chips y semiconductores, así como otros bienes de peso como los productos farmacéuticos, los cuales ha dicho también que gravará.
“Queremos fabricar nuestros medicamentos en este país, y al imponer aranceles a las empresas que no están en este país vamos a fabricar nuestros medicamentos en Estados Unidos para que, en caso de guerra, o lo que sea, no dependamos de China ni de otros países”, añadió.
Al ser preguntado por qué tasa en concreto aplicará su Gobierno a las importaciones de semiconductores, Trump se limitó a decir que lo anunciará “esta semana que viene”. Al mismo tiempo también dijo que su Gobierno hablará con empresas estadounidenses como Apple sobre la aplicación de aranceles a sus teléfonos, tabletas u ordenadores.
“Hay que mostrar cierta flexibilidad”, añadió al respecto.
Tensión con el Gigante Asiatico
La guerra comercial desatada por Trump se intensificó el pasado 2 de abril con el anuncio de “aranceles recíprocos” para el resto del mundo, una medida que luego rectificó una semana después ante las caídas de los mercados y el encarecimiento de la financiación de la deuda estadounidense.

A su vez, mientras suavizaba su ofensiva con la mayoría de países aplicando un arancel generalizado del 10 %, decidió incrementar los gravámenes a China por haber respondido con represalias. Así, Washington ha impuesto un 145 % de gravámenes totales a las importaciones chinas y Pekín ha elevado los suyos sobre productos estadounidenses hasta el 125 %.