El Parque de las Naciones de Oberá fue escenario de una conmovedora representación del Vía Crucis. Fue el domingo 13 y reunió a cientos de espectadores. Con un marco único que solo puede ofrecerse en este espacio multicultural, la actividad formó parte de las celebraciones de Semana Santa. La Federación de Colectividades, junto a la Capilla San Cayetano y el Departamento de Cultos municipal, organizó este evento que ya es tradición en Oberá.
La procesión comenzó frente a la casa típica japonesa, donde se realizó la Bendición de Ramos. La Reina Nacional de los Inmigrantes, Ruth Bys, junto a princesas y miembros de las colectividades, encabezaron el recorrido.
En cada estación, representantes de diferentes comunidades rezaron en sus idiomas originarios, creando un ambiente de profunda espiritualidad. El hecho de que cada colectividad realice una oración en la lengua nacional de los inmigrantes confiere a este vía crucis un marco de intercambio cultural único.
Via Crucis, un ejemplo de ecumenidad
Vecinos y turistas siguieron con emoción el desarrollo de las escenas, que recrearon la Pasión de Cristo. El recorrido finalizó cerca del escenario Mayor, donde se representó la crucifixión con una intensidad que conmovió a los presentes. Muchos espectadores no pudieron contener las lágrimas.
Este Vía Crucis destaca por su carácter multicultural, siendo único en Argentina y el mundo por su formato. Al cierre, Monseñor Damián Santiago Bitar ofició una misa en el Pabellón de Espectáculos. La ceremonia reunió a fieles de distintas denominaciones, reflejando el espíritu de unidad religiosa que caracteriza a Oberá.

La participación activa de las colectividades transformó este evento en una experiencia intercultural y de fe. Más que una simple representación, los asistentes vivieron una jornada de reflexión comunitaria. El éxito de esta edición consolida al Vía Crucis migrante como uno de los eventos más significativos del calendario cultural y religioso local.