En el corazón del barrio Villa Soldati, al sur de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra el Club Atlético Papa Francisco: una institución que nació en 2021 mediante la Parroquia San Francisco de Asis que hoy funciona como refugio de cientos de chicos y chicas frente a los peligros de la calle.
La institución tiene fútbol, patín, hockey y boxeo a partir de los cuatro años. “El objetivo siempre es la prevención”, explicó Damián a TN.
“Prevenir la violencia, la droga, el abandono. En el barrio, ser niño o joven es difícil. Nosotros intentamos llegar un poquito antes”, subrayó el párroco.
Los colores de la esperanza
Con el amarillo y negro como bandera, el club tiene una sede principal en la parroquia y una segunda con canchas de 11. Sin embargo, sostener el proyecto no es fácil.
La situación económica complica día a día y obliga a buscar recursos. “Hacemos rifas, vendemos pollos y a veces aguantando hasta el final con la pelota rota. No queda otra”, expresó Reynoso.

El gesto del Papa Francisco con el club
Aunque Jorge Bergoglio nunca pudo visitar el Club Atlético Papa Francisco, siempre estuvo al tanto de su existencia y lo acompaño desde la distancia. El Papa recibió una camiseta y la firmó.
“No pudo venir, pero le mandamos una camiseta, la firmó, y la tenemos enmarcada junto a una foto. Esa firma nos da fuerza para seguir”, recordó con emoción el párroco Damián.
Más allá de la distancia, la relación con el Papa siempre estuvo presente. “Él estaba al tanto de todo lo que hacíamos porque la comunicación siempre fue fluida”, aseguró Damián.
“El objetivo siempre es prevenir”
El objetivo del club es “seguir creciendo“ y que los chicos ”sean parte de la institución”. “La idea es siempre que el chico tenga un espacio de inclusión”, remarcó.
Y, agregó: “Hoy no alcanza con las escuelas porque como sabemos la escuela no da abasto y tiene un límite. Es necesario que los clubes parroquiales, los clubes barriales cobren un protagonismo importante en la tarea de prevención”.
Los problemas diarios que enfrentan
“Muchos de nuestros chicos vienen de contextos muy difíciles. Algunos tienen a sus padres atravesados por el consumo de drogas y, en general, andan bastante solitos”, relató Damián.
“Cuando salimos a jugar afuera, no siempre hay padres que nos acompañen, porque nuestros chicos son como los últimos.” Esa soledad es la que el club intenta abrazar, generando un espacio de contención y afecto que va mucho más allá del deporte.
En contraste, otros clubes que tienen cuotas mensuales funcionan con otra lógica. “Tienen otra dinámica, otro propósito también”, admitió el párroco.
El emotivo mensaje del párroco al Papa Francisco
“Ese amigo que ahora está en el cielo y que va a seguir apostando por los chicos, por los jóvenes, especialmente los más descartados y que ese es el camino, con los más pobres. Iglesia pobre para todos, pero con ellos y seguir así recibiendo esa vida que llega cada día con muchos problemas, pero que es vida en abundancia y que Jesús nos mandó a cuidar”.