Con políticas públicas que llevan más de 20 años impulsando el acceso a la ciencia y la tecnología, Misiones se convirtió en una de las provincias pioneras en promover la participación femenina en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). En este camino, la Escuela de Robótica de Misiones representa un faro para cientos de niñas que se acercan a los dispositivos, sensores y programación sin miedo y sin estereotipos.
Solange Schelske, ingeniera en informática y actual directora de la Escuela, asegura que la clave está en brindar las mismas oportunidades desde los primeros años. “Nosotros tenemos estudiantes desde los tres años y sin límite de edad. Las niñas experimentan los trayectos de robótica de la misma forma que los niños. Desde una temprana edad pueden ver que es posible romper estereotipos y dedicarse a la ciencia y la tecnología”, afirma con convicción.

Una infancia con igualdad de oportunidades
Desde su fundación, la Escuela de Robótica apostó por una metodología basada en el aprendizaje por proyectos. Este enfoque lúdico y experimental, especialmente eficaz entre los 3 y los 12 años, permite que tanto niñas como niños se sientan cómodos creando, diseñando y resolviendo problemas tecnológicos.
“Podemos ver una participación bastante igualitaria de niñas y niños en ese rango etario”, destaca Schelske, quien atribuye este fenómeno a una articulación sostenida entre la propuesta educativa de la Escuela y el acompañamiento del Estado provincial.

En Misiones, la ciencia y la tecnología son decisiones políticas que atraviesan transversalmente el sistema educativo. Programas como Conectar Igualdad, el Polo TIC y la reciente creación de la Universidad del Conocimiento acompañan el desarrollo del ecosistema tecnológico. “Hace más de 20 años que se vienen desarrollando líneas de acción en este sentido”, explica la directora.

Niñas en las TIC: las mujeres referentes que inspiran
El Día Internacional de las Niñas en las TIC, que se conmemora cada cuarto jueves de abril, apunta a visibilizar a las mujeres en roles clave dentro del sector tecnológico. Schelske insiste en la importancia de contar historias que inspiren. “Es fundamental compartir relatos de mujeres que hicieron historia en STEM. Como Hedy Lamarr, inventora de tecnologías como el Bluetooth y el GPS. Ada Lovelace, matemática pionera en el lenguaje de programación. Y Mariana Costa, fundadora de una empresa social que forma a mujeres en diseño web”, enumeró.
Pero no hace falta ir tan lejos: en Misiones también hay mujeres que lideran áreas tecnológicas en el gobierno provincial. “Hoy hay mujeres en lugares de toma de decisiones vinculados al sector tecnológico. Eso también es un mensaje para las chicas: pueden ser protagonistas”, remarca Solange.
La Escuela de Robótica acompaña eventos internacionales, organiza charlas virtuales y fomenta espacios de intercambio para que más niñas se animen a pensar su futuro profesional en este ámbito. “Apoyamos todas las iniciativas que tienen que ver con la motivación de la participación de las niñas y mujeres en STEM”, resume.
Producir tecnología, no solo consumirla
Romper la idea de que las niñas sólo pueden ser usuarias de tecnología y motivarlas a ser creadoras es una de las metas principales del equipo pedagógico. Para Solange, esto se logra con presencia, con ejemplos y con espacios adecuados. “Creo fundamental el contacto con las tecnologías desde muy temprana edad y que se animen a producir más que solo utilizar las tecnologías”.




Su experiencia personal da cuenta de un camino posible: primero técnica nacional en electrónica, luego ingeniera en informática y hoy al frente de una institución educativa modelo a nivel nacional. “Es motivador estar en una provincia llena de oportunidades tanto para mujeres como para hombres para desarrollarse en el sector tecnológico”, afirma.

La propuesta de la Escuela de Robótica demuestra que cuando se brindan recursos, acompañamiento y confianza, las niñas se apropian del conocimiento con fuerza y creatividad. Las herramientas están sobre la mesa. El desafío es seguir visibilizándolas, tender puentes, y garantizar que ninguna se quede afuera por falta de estímulo o por los viejos prejuicios de género.