En seis meses, una serie de allanamientos en Apóstoles, secuestros de archivos de abuso sexual infantil y mega operativos de captura pusieron fin al aberrante modus operandis del diputado puertista Germán Kiczka y de su hermano Sebastián.
Una denuncia a escala internacional y una investigación local destaparon en seis meses una red de distribución de material sexual infantil. Entre febrero y agosto de este año, una serie de allanamientos en Apóstoles, secuestros de archivos aberrantes y operativos de capturas pusieron fin al repulsivo modus operandis del diputado puertista Germán Kiczka y de su hermano Sebastián.
Los primeros allanamientos, las primeras alarmas
En febrero, allanaron el domicilio del padre y el hermano de Kiczka dentro del marco de la investigación internacional “Guardianes Digitales de la Niñez”. Entonces, la causa estaba a cargo de la fiscal especializada en delitos informáticos Daniela Dupuy, que apuntaba a pedófilos que descargaban y compartían contenido prohibido.
En el ojo de la investigación estaba lo que alguna vez se conoció como el boliche Estudio 55 de Apóstoles. Devenido en una casona de fiestas privadas, este lugar fue clausurado por la Policía a fines de julio. El motivo: presencia de menores y mucho alcohol.
Llamativamente, esta propiedad estaba ligada a la familia Kiczka, la familia que tiempo atrás promovía las fiestas nocturnas de lunes a lunes en la casona de la calle Pellegrini.
Archivos que horrorizaron hasta a los investigadores
La investigación por explotación sexual infantil dio otro paso, quizás el más importante, el 6 de agosto. Esa noche, el juez de Instrucción 4 de Apóstoles Miguel Ángel Faría encabezó dos nuevos allanamientos a la familia Kiczka. Uno fue en la vivienda del diputado de Activar, Germán Kiczka, quien hasta ese momento se mantuvo a margen de la causa que señalaba a los suyos.
En medio de la requisa, los agentes de Cibercrimen y de la Saic se adentraron en la computadora del legislador. Allí, se comprobó lo que indicaban los informes preliminares, en los que se indicaba la presencia de material pedófilo. Entre los archivos hallados se encontraron escenas de zoofilia con menores y posible incesto.
Todo esto transcurrió ante la mirada del dueño de casa que, según dijeron los investigadores, no mostró reacción alguna. Esa noche, el mayor de los hermanos no fue detenido solamente porque aún contaba con los fueros como diputado provincial.
Desafuero y pedido de captura
El jueves 22 de agosto, por unanimidad, la Legislatura misionera aprobó el desafuero de Kiczka. La orden de detención se dictó esa misma noche, pero el diputado y su hermano ya se habían fugado.
A la par de los operativos de búsqueda, trascendían nuevos materiales que complicaban a los hermanos. Los archivos encontrados ya superaban las 600 y incluso salió a la luz un programa supuestamente destinado a los niños. Lejos de ello, presumen era un canal de captación a menores.
Mientras la Policía de Misiones intensificaba el operativo de búsqueda, la Interpol liberó una alerta roja internacional. Los rastreos se activaron en torno a varias pistas, entre ellas la de una fuga a España y una estadía en Puerto Iguazú. Estas dos se esfumaron con el correr de las horas.
La recompensa fue clave
El 27 de agosto, el Gobierno de Misiones estableció una recompensa de 5 millones de pesos a cambio de información precisa sobre el paradero de los hermanos Kiczka. Tan solo 24 horas después, una vecina de la localidad correntina de Loreto dio el dato certero. Afirmó haber visto a Germán Kiczka en una zona balnearia de ese municipio.
Conforme a esa información, se desplegó un operativo en la zona que culminó con la detención del diputado puertista. Fuentes del caso afirmaron que Kiczka estuvo toda la última semana hospedado en un viejo camping.
No pasó un día y se conoció la otra gran novedad. A 30 kilómetros de Apóstoles, en San Juan de la Sierra, cayó Sebastián Kiczka. Estaba desmejorado, sucio y casi parecía un indigente. Creen que en la clandestinidad solo consumió mandarinas.
