El juicio por el caso de Sebastián y Germán Kiczka comenzó con fuertes alegatos de los fiscales y momentos de mucha tensión en virtud de . El fiscal Glinka dejó en claro que el caso gira en torno al abuso sexual infantil, un delito que no admite consentimiento bajo ninguna circunstancia, independientemente del origen de las víctimas. El fiscal acusó a los imputados de cometer actos vinculados a la explotación sexual infantil y distribuir material explícito
“No son presos políticos“
Glinka hizo hincapié en el hecho de que los acusados tenían pleno conocimiento de sus acciones. Es más citó frases de Sebastián Kiczka que evidencian su conciencia sobre la gravedad de los hechos. El fiscal Glinka también señaló la naturaleza atroz del material involucrado, que incluye contenido con menores de tan solo 2 y 3 años, prácticas aberrantes como incesto y zoofilia, y abuso sexual infantil. Glinka enfatizó que no hay posibilidad de consentimiento en estos casos.
El fiscal insistió en sus argumentos en “duele, cuesta, pero no son perseguidos políticos. No son dignos de sentarse en la mesa de un perseguido político. Un perseguido político está dispuesto a morir por sus ideas. ¿Ustedes creen que los podemos sentar a todos en la mesa con Nelson Mandela, por ejemplo? Por favor. Entonces, vamos a discutir las pruebas, pero saquemos esta cuestión del medio que nada tiene que ver, nada tiene que ver con esta causa, pero han tratado permanentemente de instaurarla. No son presos ni perseguidos políticos bajo ningún punto de vista“.
En cuanto al diputado Germán Kiczka, el fiscal señaló que su conducta traicionó la confianza del pueblo que lo eligió para representarlo. La causa, según Glinka, no tiene tintes políticos, sino que se centra en delitos graves que afectan a los sectores más vulnerables de la sociedad. Así, el juicio continuará en los próximos días, con la expectativa de que se profundice en las pruebas y testimonios que definirán el destino de los acusados.
Las advertencias de Glinka
Glinka mencionó que preparó junto a su colega, Rau, una serie de advertencias que se divide en tres partes. “La primera es por la posibilidad de que esta causa haya comenzado con los medios. La segunda es que esto sea posible en realidad una persecución política contra Germán Kiczka. La tercera pasa porque haya sido Sebastián el autor de todo esto y que de alguna manera complicó a su hermano”, explicó.
“¿Esto comenzó a raíz de los medios?”, preguntó el fiscal a los jueces. “¿A quién beneficia la presencia de los medios?”, insistió Glinka. “Desde la fiscalía no lo creemos. Damos notas porque entendemos que la gente quiere saber. Somos funcionarios serios, pero no nos beneficia en nada porque de hecho, contamos cosas que preferimos contar acá”, señaló.
Glinka consideró también a los medios como una “consecuencia de la causa, pero jamás un factor desencadenante de este proceso, porque el mismo comienza sin nombre. Después se dan a conocer los quiénes, pero ya habían medios”, puntualizó. Recordó además que la causa comienza en Estados Unidos, mucho antes de saber la implicancia de un legislador y de alto poder político por sus cercanías al puertismo.
La defensa de los hermanos Kiczka
El abogado defensor Eduardo Paredes, representante de Sebastián, admitió que las pruebas en contra de su cliente son irrefutables. Sin embargo, su estrategia se centra en argumentar la inimputabilidad de Sebastián, ya que alegó que su conducta responde a una adicción que debería tratarse como un problema médico y no como un delito penal. Paredes comparó esta adicción con el alcoholismo o la obesidad, afirmando que su cliente no puede controlar sus impulsos y, por ende, no debería recibir una condena judicial.
Mientras, la defensa de Germán Kiczka argumenta que su hermano descargó los materiales encontrados en sus dispositivos electrónicos, especialmente cuando él dejó los aparatos en casa de sus padres.
Durante la jornada, Paredes utilizó expresiones como “bajar videitos” para referirse al delito, lo que generó una fuerte reacción por parte de la fiscalía.