El Tribunal Penal 1 de Posadas condenó a Germán y Sebastián Kiczka por delitos vinculados al abuso sexual infantil. La Justicia dictó 14 años de prisión efectiva para Germán, exdiputado del puertismo, y 12 años para Sebastián. Ambos enfrentaron cargos por tenencia, facilitación y distribución de material de abuso sexual infantil (MASI), agravados por la participación de víctimas menores de 13 años.
Durante el juicio, los investigadores presentaron pruebas contundentes. Detectaron más de 900 archivos digitales con imágenes y videos de extrema gravedad en los dispositivos electrónicos de los acusados. En el caso de Sebastián Kiczka, sumaron una imputación por abuso sexual simple y corrupción de menores. Una joven denunció haber sido víctima cuando tenía 13 años.
Repercusiones en el plano nacional por el juicio a los Kiczka
Los medios nacionales siguieron el proceso con atención. La Nación+, El Trece, TN, Infobae y Página 12 cubrieron el juicio desde el inicio. Tras conocerse la sentencia, los portales destacaron la gravedad del caso. Infobae tituló: “Fiscalía pidió penas de entre 12 y 15 años para los hermanos Kiczka”. Por su parte, Página 12 publicó: “Los Kiczka ya no tienen coartadas”.
En su columna en El Periodista, Gustavo Añibarro analizó el impacto mediático del caso. Resaltó el enfoque del periodista Miguel Wiñazki, quien escribió un artículo titulado “El mundo siniestro de las redes de pedofilia en la Argentina”. En esa nota, se observó una imagen de Germán Kiczka abatido, en un momento de vulnerabilidad durante el juicio.

Los conceptos que destacó Añibarro sobre la columna de Miguel Wiñazki
Añibarro valoró la nota de Wiñazki y destacó tres conceptos clave. En primer lugar, se refirió a las apariencias como herramienta de ocultamiento. “Lo que está diciendo ahí el periodista es que la gran mayoría de los abusadores no parecen abusadores”, sostuvo. Explicó que suelen tener un aspecto correcto, amable, moralmente aceptable y respetado socialmente.
Detalló que pueden ser médicos, religiosos, dirigentes políticos o benefactores. “Porque buscan exactamente dar una apariencia opuesta de lo que en realidad son, que son criminales”, afirmó. Subrayó que no portan señales visibles de su conducta. “No andan por la vida con un sellito en la frente que diga soy criminal”, advirtió.
El segundo concepto que resaltó Añibarro fue el rol de la tecnología en este tipo de delitos. “Con computadoras, con pendrive, con internet, con el emule, con programas, con software”, enumeró. Explicó que las redes funcionan en entornos virtuales, pero que el daño es real. “El abuso nunca es virtual. Porque esos niños y niñas son físicamente abusados”, sostuvo.
Wiñazki escribió que las víctimas sufren tocamientos, vejaciones, humillaciones y corrupción. También aclaró que muchas veces los agresores filman esos actos. Añibarro citó esta parte y remarcó: “Pero todo es real. El soporte es virtual”. Afirmó que la tecnología facilita la circulación de ese contenido, pero el crimen ocurre en la realidad.
Como tercer eje, destacó el estado de alerta que generó el caso. Señaló que el peligro se oculta tras pantallas o rostros amables. “Esto va para nosotros, papás, tíos, abuelos”, afirmó. Llamó a no relajarse y a mantenerse atentos. “El peligro está. Y es incómodo y es horrible pensar que no podemos estar tranquilos”, reflexionó.
Añibarro consideró que este juicio dejó un aprendizaje colectivo. Dijo que las familias deben mantenerse alertas ante las señales más mínimas. Recalcó que “no nos podemos relajar, no nos podemos confiar”. Afirmó que la sociedad debe asumir esa incomodidad como parte del cuidado de la infancia.
Por último, valoró el accionar de la Justicia de Misiones. Remarcó que las repercusiones nacionales e internacionales destacaron el desarrollo del proceso judicial. “No leí una sola crítica o reparo al funcionamiento de la justicia misionera”, expresó. Consideró que el juicio marcó un precedente clave en el tratamiento judicial de estos delitos.
También sostuvo que la decisión judicial fortaleció el compromiso del sistema penal con las víctimas. Aseguró que fiscales y jueces abordaron el caso con rigor, sensibilidad y responsabilidad. En ese sentido, remarcó que el fallo ofrece un mensaje claro: los crímenes contra la infancia no quedarán impunes.