El plan presentado por el diputado nacional por Misiones Diego Sartori fue elevado al Senado. Pretende definir a la especie como Monumento Natural Nacional, con el fin de lograr su protección, seguimiento y la recuperación numérica de esta especie amenazada y considerada en crítico peligro de extinción en nuestro país.
Este miércoles, la provincia dio otro gran paso en la preservación de la vida silvestre, al obtener 151 votos afirmativos y 0 negativos en la Cámara de Diputados de la Nación, para declarar Monumento Natural Nacional a la especie Águila Harpía (Harpía harpyja), ave que habita en zonas selváticas como las de Misiones y Jujuy, y es considerada uno de los superpredadores más destacados de América junto con el Yaguareté. Ahora, el proyecto que tiene como autor al diputado nacional por Misiones, Diego Sartori, será tratado en la Cámara alta.
“Este proyecto viene de una provincia que hace mucho tiempo y con un gran esfuerzo preserva el 52% de la Selva Paranaense. Nosotros preservamos el medioambiente para el mundo y para todos los argentinos”, sostuvo el autor de la iniciativa.
El legislador también remarcó que el águila harpía es un fiel reflejo de la salud del medioambiente, y por eso se tiene que defender. “Nosotros le llamamos también el yaguareté de los aires, porque vive arriba de las copas de los árboles autóctonos en donde se alimenta de monos y de roedores. Y mientras esto se mantenga, la salud de la selva será buena. Entonces, ¿cómo no defender esta especie que tiene en la Argentina solamente a dos lugares donde habita Jujuy y Misiones?”, reflexionó.
Sartori también remarcó que la provincia “está presente a la hora de cuidar la salud de todos y cada uno de ustedes, aportando el 52% de su territorio para preservar la Selva Paranaense”.
Cabe destacar que en la provincia este águila ya ha sido declarada en la Legislatura como especie de interés protegida, de acuerdo a la Ley XVI – Nº 29 (Antes Ley 2932) de Áreas Naturales Protegidas y de Interés Público. Este reconocimiento se debe a la importancia de su conservación, en cuanto factor de equilibrio ambiental, sumado al valor patrimonial e identitario de las regiones y el país que habita.
¿Qué son las águilas arpías?
Desde el descubrimiento de esta ave, son muchos los nombres que ha recibido, por su imponencia y su parecido con los humanos cuando se postra contra los árboles. Esta ave rapaz no solo es conocida en el mundo por sus colores y su cresta de plumas grisáceas, sino también porque es el águila más grande que se puede encontrar en la actualidad en América, entrando incluso en el ranking de águilas más grandes de todo el mundo. Suele tener una talla de 90 a 100 cm, y una envergadura de hasta 2 metros, además pesa entre 70 y 80 kg.
Las plumas tanto de sus alas como las de sus hombros son de color negro o en algunas ocasiones gris muy oscuro, también tendrá esta tonalidad el pecho y el cuello de este animal. La cabeza tanto por delante como en la nuca tendrá una tonalidad gris ceniza más clara. El plumaje que se encuentra en esta zona puede ser levantado a placer, haciéndolo sobre todo cuando está sorprendido, quiere impresionar a una presa o simplemente para el cortejo en épocas reproductivas. El resto del cuerpo, desde el vientre hasta las patas e incluso el plumón interior de las alas será de un color blanco puro.
Destaca en el águila arpía sus potentes garras que son capaces de desgarrar a cualquier animal que entre en su alimentación, los cuales casi siempre son monos y roedores que habitan en las zonas arbóreas. Su pico, al igual que el resto de rapaces tiene una terminación curva con una punta afilada, que utiliza para separar la piel de la carne y también para rematar a sus víctimas. Los ejemplares pueden vivir más de 40 años.
Una víctima de su tamaño
Pese a que la adaptación del águila arpía sea buena, ya que puede vivir en diferentes lugares por su capacidad de alimentarse de cualquier animal, cada vez hay menos especímenes de este rapaz, debido a que están perdiendo el hábitat en el que viven, por lo que necesitan un terreno libre de árboles.
Por eso, desde el Gobierno crearon una normativa de conservación eficaz que consiga hacer que no se pierda de sus selvas, castigando a los cazadores con multas y penas de cárcel y limitando el terreno que se puede deforestar para darle un lugar seguro al águila harpía.
