En un artículo internacional indican que la escuela misionera reduce la deserción escolar. Además, aumenta el interés de los estudiantes a través de un enfoque innovador en robótica, actividad física y artística.
Bajo el título “Qué tenga sentido para los estudiantes”, el director regional para América Latina de Fundación Varkey, Agustín Porres, reseña la experiencia de la Escuela Secundaria de Innovación de Misiones. El artículo fue publicado en la revista Cuadernos de Pedagogía de abril de este año.
A cinco años de su creación, recibe visitas internacionales
El disparador de la nota fue la deserción de los estudiantes secundarios en Latinoamérica. En ese contexto, expone cómo Misiones tomó el desafío y desarrolló una escuela viva, magnética. Destaca que a cinco años de su creación, la escuela recibe visitas de distintos rincones de la región para “comprender cómo fue la génesis y desarrollo de un modelo educativo distinto”.
Con diferentes tipos de innovaciones, logró reducir significativamente la deserción escolar y aumentar el interés de los estudiantes por la educación. El autor explica que esto fue gracias gracias a un modelo educativo innovador que se centra en el desarrollo de habilidades y competencias para el siglo XXI, como la robótica, la actividad física y la artística.
Innovación ante lo tradicional
Por otra parte, Porres sostiene que la Escuela Secundaria de Innovación se diferencia de las escuelas tradicionales en varios aspectos.
En primer lugar, ofrece una propuesta pedagógica flexible que se adapta a las necesidades e intereses de los estudiantes. Segundo, promueve una cultura maker (del hacer). Es decir, aprenden a través de la práctica y la experimentación. En tercer lugar, cuenta con un equipo docente altamente calificado y comprometido con el éxito de sus estudiantes.
El autor indica que la Escuela de Innovación es una referencia a nivel nacional y con una alta demanda a nivel local. Los estudiantes tienen un mejor rendimiento académico que los de las escuelas tradicionales.
“Que la escuela tenga sentido y sea un lugar de cobijo para sus estudiantes es innegociable si queremos que todo el que ingresa pueda egresar de la escuela”, finaliza el autor.