Se trata de Javier Ferreira y Maryuly Pinto, quienes junto a dos de sus hijos, llegaron a la tierra colorada en 2018, tras un largo viaje de 7 mil kilómetros y 30 días a bordo de un auto. Hoy ambos trabajan en una radio en Posadas y se enamoraron de la provincia. “Lo que aquí ocurre, no ocurre en ningún otro lugar del país”, resaltaron.
“Misiones, tierra de inmigrantes”. La frase es normal, común y real. Claro, la provincia reúne un crisol de razas más que interesante, producto de la ola migratoria en nuestro país, que va aproximadamente desde 1897 hasta 1921. Pero ese proceso, no en esa dimensión, tuvo su continuidad hasta el día de hoy, con extranjeros que siguen eligiendo la provincia.
En ese grupo se destacan los venezolanos que escapan de la interminable crisis que atraviesa su país. Tal es el caso de Javier Ferreira y Maryuly Pinto, quienes junto a dos de sus hijos, dejaron su tierra en 2018 para encontrar, con mucha sorpresa, su futuro en Misiones. “Nuestro destino final era Escobar, en Buenos Aires, pero nos quedamos aquí. En esta tierra colorada llena de bendiciones. Lo que aquí ocurre, no ocurre en ningún otro lugar del país”, resaltó la pareja en una entrevista exclusiva con Gustavo Añibarro, en el programa El Periodista por Canal 12.
Tanto Maryuly como Javier son comunicadores y trabajaban en distintos medios de comunicación en Venezuela. Ambos decidieron abandonar su país producto de la economía y otros aspectos que iban de la mano. “Estábamos trabajando bien, pero la devaluación hacía que el esfuerzo quedase en la nada. Empezamos a pasarla mal, con la calidad de vida, la inseguridad, la censura en nuestro medio y decidimos irnos”, contaron.
La familia partió hace cuatro años a bordo de un Chevrolet Spark, en un viaje de unos 7 mil kilómetros que duró 30 días. Una verdadera odisea denominada por ellos “Bajo el mismo techo”. “Llevamos a nuestro hijo menor, Francisco, de 8 años. Teníamos que venderle una aventura, una historia que no fuese un impacto para él”, recordaron. Junto al menor también viajaba Ariana -en ese entonces con 19 años- la encargada de los estiramientos y del plan de alimentación en el largo periplo hasta Argentina.
La familia ingresó por Puerto Iguazú y al pisar Misiones se dieron cuenta que su futuro estaba acá. “Llegamos y arrancamos de cero con 300 pesos”, rememora Javier. “A la semana de estar en Posadas empezamos a trabajar en Radio República. No nos imaginábamos que íbamos a seguir en nuestras profesiones. Venía dispuesta a trabajar de cualquier cosa”, remarcó casi emocionada Maryuly.
“El que no quiere estudiar y progresar aquí, es porque no tiene sangre en las venas para hacer algo diferente. Está todo servido en Misiones. Tenemos paz. Nos sentimos en un paraíso. Como familia estamos construyendo y avanzando”, se sinceraron.
“Volveríamos a Venezuela a visitar a la familia y recorrer lugares que extrañamos”, finalizaron. Hoy, junto a sus hijos, son una familia misionera más, en una tierra que sigue recibiendo extranjeros y brindando oportunidades para todos.
M.A.
