La despensa obereña Czaban -Chaban, según la pronunciación original- es un reducto para conocedores. A simple vista no da la impresión de ser un negocio muy surtido, sin embargo, a medida que uno lo recorre, encuentra productos que tienen algo en lo que se destacan. Por ejemplo, la góndola de yerba mate está lejos de tener todas las marcas que hay en el mercado. No obstante, varias de esas yerbas no se consiguen en la mayoría de los supermercados o despensas, y son de gusto artesanal.
En el local, también se puede observar un pizarrón con letras grandes que dice “Maní crudo”. Es en lo de “Chabán” a donde van a comprar aquellas personas que buscan maní crudo fresco, bien conservado y de buena calidad. Quien se pare en el negocio y observe, va a notar que el flujo de clientes es constante. Una o dos personas entran y buscan uno o dos productos. Saben donde está, toman una, dos o tres unidades sin mirar el precio, se van a la caja y conversar un ratito con Juan, que los atiende con una entrañable sonrisa. En ese negocio, Czaban destila un fino catálogo de productos con alta rotación producto de la experiencia.

Juan Czaban es un comerciante de Oberá con una historia de vida marcada por el trabajo duro y la pasión por el comercio. Desde hace 45 años, su negocio se mantuvo a fuerza de constancia y trabajo. A través de sus recuerdos, se revelan aspectos de la historia local y las transformaciones que ha experimentado la región. Su relato es un testimonio de resiliencia y adaptación.
El negocio de Juan nació de la pasión por el comercio y el esfuerzo conjunto con su esposa, Nélida Hotsik. Comenzaron vendiendo tanques de agua y chapas de cartón, viajando por la región para abastecer a sus clientes. Juan combinaba su trabajo como camionero con la venta de mercadería, aprovechando sus viajes para traer productos para su negocio. Nélida, por su parte, lo acompañó durante seis años, manejando el camión y siendo un apoyo fundamental en el crecimiento del negocio.

La figura de su padre, Hilario Czaban, también influyó en su pasión por el comercio. Hilario era un comerciante ambulante que recorría los pueblos vendiendo madera y otros productos. A diferencia de Juan, a Hilario no le gustaba tener un local fijo. Prefería la libertad de viajar y vender directamente a la gente. En Diálogos con cnal12misiones.com, Juan recuerda una característica que describe su personalidad. “A mi papá le gustaba el comercio. El me cuestionaba, ¿Por qué tenes todavía ese camión? vendelo ya y compra otro. Él sabía que el negocio está en la compra venta. Sin embargo, soy más apegado, trabaje 18 años con un mismo camión antes de venderlo”.
La familia Czaban tiene raíces ucranianas. Hilario llegó a Argentina con cuatro años, escapando de la guerra. Se instalaron cerca del Salto Capioví, en Misiones. A pesar de haber llegado de niño, Hilario conservaba recuerdos de su tierra natal. Juan y Nélida también mantienen vivas las tradiciones ucranianas, como la lengua y las comidas típicas. Su hija, Mirian Czaban, aprendió a cocinar platos tradicionales de su abuela, perpetuando así el legado familiar. En el negocio, Miriam, apoyada por su padre, rescata y expone artículos antiguos. Entre esos artículos se encuentran cajas registradoras mecánicas, latas de galletitas, radios o teléfonos que transportan al espectador a otras épocas.
A lo largo de su trayectoria, Juan enfrentó diversos desafíos económicos, como la hiperinflación durante la presidencia de Raúl Alfonsín y la crisis del 2001. Sin embargo, supo adaptarse a los cambios y mantener su negocio a flote. Czaban señaló como esa época golpeó su economía. “En la hiper practicante me fundí. Yo tenía tres camiones y tuve que vender uno para poder levantar pagos. Imaginate, 300% de inflación mensual y algunos clientes grandes te hacían el cheque a 30 días. Cuando cobrabas era chirola lo que te quedaba. En ese momento tuve que dejar ir a mis choferes y ocuparme personalmente de los viajes” En la actualidad, a sus 70 años, sigue trabajando con pasión. Su hija, Mirian, se prepara para tomar las riendas del negocio familiar..
Por su parte, Juan Czaban cuenta en qué momento de su vida se encuentra hoy. “Hace 6 años dejé de manejar el camión, no quise más. Ahora estoy en otra etapa. Más tranquilo”. En ese momento, Juan hace una imperceptible pausa y afirma con una sonrisa un deseo que lo muestra como un guerrero de la vida. “Eso si, no quiero saber nada de jubilarme, yo quiero morir trabajando, ¡olvidate!”