Devotos del Santo se reúnen este viernes para conmemorar la fecha. Al mediodía será la tradicional bendición de mascotas y de tarde la procesión y misa con el Obispo de Posadas.
Cada 16 de agosto se celebra a San Roque, patrono de los animales y los enfermos. Cada año, devotos se acercan a la parroquia homónima, en Villa Sarita, Posadas para bendecir a sus mascotas. Esto sucederá a las 12.45, frente a la iglesia por Angel Acuña 415.
Desde distintos puntos de la ciudad la gente se acerca con sus mascotas, perros la mayoría, para hacerles recibir la bendición del sacerdote. Los ladridos se combinan con rezos, cantos y el agua bendita. Casi todos los perros van con sus correas, de lo contrario, algunos se terminan desconociendo.


A las 16.30 será la procesión y santa misa, presidida por el Obispo Juan Rubén Martínez. A las 19 la misa de cierre y a las 20 un festival en honor al santo patrono con la presencia de escuelas de Danzas, ballets, dj y músicos.
El tiempo promete acompañar la actividad en una zona que ya se vuelve tradicional para estos eventos públicos, tal como sucedió con Posadas Brilla y Brilla Sarita, que se realizó en el Parque República del Paraguay, a dos cuadras de la iglesia.
Quién fue San Roque
San Roque fue hijo de gobernantes. Si bien su infancia fue buena y adquirió una excelente educación desde pequeño, a lo largo de su vida sufrió la pérdida de sus padres. “Él quedó huérfano. En ese momento recibe toda la herencia de sus padres pero decide abrazar la vida de la pobreza por amor a Dios”, dijo Pedro Ferreyra, párroco de la comunidad.

Los bienes heredados por el santo son donados a su tío y a la gente más humilde del lugar. Así, decide peregrinar de Francia a Roma. “En ese lapso iba curando a los enfermos. Sanó las dolencias y la gente lo llamaba el santo”, afirmó el sacerdote de Villa Sarita.
Patrono de los peregrinos
Por este motivo, San Roque se convirtió, en primer lugar, patrono de los peregrinos. En el trayecto, el beato se contagió de lepra y optó por tomar distancia de la sociedad. “Él se retira solo a una cueva y ahí sucede el hecho por el cual lo recordamos hoy”.
Mientras vivía la etapa de aislamiento, el santo descubrió una vertiente, que lo mantuvo hidratado. En tanto, todos los días, un perro le robaba alimento a su amo y se lo llevaba a San Roque.

Tras reiteradas veces, el dueño descubre hacia donde iba el perro. Allí es cuando encuentra a San Roque y en él, un milagro. La herida generada por la lepra fue curada por las lamidas del perro. Este hecho llevó a que el santo sea considerado patrono de los perros.
Pese a estar sano, a Roque lo confunden con un espía de la Guerra y termina detenido y juzgado de forma injusta. Al morir, su tío lo reconoce por la marca en forma de cruz que llevaba en su pecho.