Victorio Boher lleva adelante el aserradero “Don Delvino”. Cuenta con más de 40 años de trayectoria y vende su producción tanto en el mercado local como el nacional. Conocemos su historia.
Por Leandro Frank
Victorio Boher, conocido en la zona como “Toio”, es un maderero de Santa Rita que desde sus primeros pasos, siempre creyó en la generación de empleo como herramienta para el desarrollo de las comunidades así como en la importancia de lograr una producción sostenible.
Desde pequeño acompañó a su padre en las plantaciones de yerba mate, quien le inculcó el valor del trabajo y la importancia de la constancia y el esfuerzo. “Él me cedió una parcela de tierra donde hoy tengo mi aserradero. Eso era un yerbal”, recordó.
Así, con una parcela de tierra, una pequeña sierra vieja y un puñado de sueños, Toio empezó con su aserradero. En esa época, eran pocos los cortes que se realizaban y el mercado era limitado.
“Los madereros tenemos un enamoramiento. Vimos un hierro y nos apasionamos. Con el tiempo, lo cambiamos, mejoramos y soñamos con seguir creciendo”, dijo Toio.
Junto al paso del tiempo, su empresa fue creciendo y el maderero, vió la posibilidad de incorporar nuevos rubros a su empresa. De esta manera, empezó a explorar en el rubro de la producción, arrendando muchas veces sus tierras, para brindarle a los productores de la zona la oportunidad de crecer en sus cultivos. También, siguió produciendo yerba y nunca dejó de apostar a la madera.
El aserradero “Don Delvino”, cuenta con más de 40 años de trayectoria y vende su producción tanto en el mercado local, como en el mercado nacional. La empresa se destaca por la fabricación de aberturas, muebles a medida y por supuesto, los cortes convencionales de madera. “Todo lo hacemos en base a la demanda, los pedidos guía nuestra producción”, añadió.
Cuidar el ambiente
La pasión por el rubro, con el tiempo, hizo maridaje con una fuerte conciencia ambiental, la cual se sostiene con orgullo. “Tenemos que cuidar el ambiente. De nada sirve tener grandes empresas si el aire que respiramos no es puro”, explicó.
Hoy, el maderero apuesta también al cultivo asociado en los yerbales. Así, a través del kiri, logra combinar estas plantaciones y optimizar las parcelas productivas. A su vez, recomienda a los productores optar por estas prácticas, dado a que, en palabras del maderero, la velocidad de crecimiento, la densidad por árbol y la demanda en el mercado, representa grandes oportunidades para el crecimiento económico de las familias.
Un maderero, que apuesta por el cuidado de la naturaleza y la generación de empleo. O como me gusta describirlo, un verdadero apasionado por la madera
