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El oro blanco de Sudamérica

Por Nicolás Llera (*)

Los yacimientos de litio más grandes del mundo se encuentran en el triángulo fronterizo entre Bolivia, Chile y Argentina. Conocido como “el triángulo de litio” contiene la mayor reserva cuantificada del planeta y es un activo con alto potencial económico y social.

Este metal blando alimenta aparatos electrónicos de uso cotidiano, como celulares y computadoras, y por ello es considerado un recurso estratégico. Argentina tiene la segunda reserva del mundo después de Bolivia, y es el cuarto productor mundial desde el año 2020, detrás de Chile, China y Australia. En este sentido, el litio es un activo prioritario, habida cuenta de la incidencia en otras industrias y su proyección económica y social en el mercado.

El Código de Minería Nacional funda las leyes generales para las diferentes actividades productivas – civil, comercial, tributaria, ambiental y laboral. En tanto la Ley de Inversiones Mineras establece las condiciones que fomentan dichas inversiones. No obstante, a diferencia de Bolivia y Chile, en Argentina la extracción de litio está sujeta a las reglas generales de la industria minera que permiten la concesión de su producción a empresas privadas.

A saber, la actividad minera tiene un régimen promocional especial dictado por Nación que, entre otros beneficios, otorga la amortización acelerada de bienes de capital y estabilidad fiscal a proyectos mineros. Sin embargo, sería más transparente que el contralor del proceso de evaluación de impacto económico y socioambiental sea distinto al que promueve la explotación de este valioso recurso.

Por otra parte, como el valor en el mercado global ha crecido exponencialmente, Argentina podría obtener aún más ganancias. En el último año, la tonelada de carbonato de litio pasó a cotizar 80 mil dólares en el mercado, siete veces más que en 2021, período en el cual tenía un valor de 9.720 dólares.

Estos aumentos guardan relación con la versatilidad de la materia. Además de usarse para la fabricación de celulares, también la industria automotriz se sirve de este metal para la elaboración de baterías, y la aeronáutica para la preparación de aleaciones de aluminio, cadmio, cobre y manganeso empleadas en la construcción de aviones.

La lista de usos es sumamente extensa. El carbonato de litio es un psicofármaco que se encuentra en la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud. Puntualmente, se utiliza para el tratamiento del trastorno de bipolaridad, la depresión, el trastorno de la personalidad, como así también en el tratamiento de cefaleas.

El incremento en los precios del carbonato de sodio, que guarda relación con sus múltiples usos, nos presenta una oportunidad que no podemos desaprovechar. La gestión de los recursos de nuestra tierra, de nuestro rico suelo, debiera encabezar la agenda de toda propuesta política y proyección de política pública.

En primer lugar, Argentina necesita programar un sistema de regalías progresivo y acorde al precio global que le permita una recaudación congruente a su producción. Y, en segundo lugar, conformar junto al resto de los países productores una corporación semejante a la OPEP.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es un organismo intergubernamental que agrupa a los principales países que producen combustible. Entre sus actividades, unifica las políticas petroleras de los países miembros; garantiza precios justos y estables para los países productores; asegura el suministro eficiente y regular de petróleo a los consumidores, y sostiene el rendimiento justo para los inversores de esta industria.

El impulso a la creación de una organización del litio dará al Estado Nacional, y a las provincias que contienen las reservas, un rol preponderante sobre el recurso y la gestión del mismo, tanto sea en cuanto a las ganancias como en cuanto a la injerencia sobre las buenas prácticas laborales y ambientales en su tierra y comunidad.

Con todo, la Cámara Minera no adhiere a este proyecto, al que resiste porque prefiere que el precio del litio lo fije el mercado, sin incidencia de los Estados. Ahora bien, no sólo importa en tanto las ganancias que implica, sino en cuanto al desarrollo del mineral, las inversiones locales en infraestructura y el acompañamiento de las comunidades que nutren a las compañías de mano de obra estable. Chile, Argentina y Bolivia contienen más del 90 por ciento de las reservas, y el 20% de esta reserva se encuentra en las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta.

Pensar en el litio, sus múltiples usos y, en consecuencia, su altísimo valor, está en boga. En lo que a mí respecta, considero urgente el debate y apelo a que, cuanto antes, busquemos el modo de avanzar hacia la consecución de políticas públicas que garanticen y aseguren el crecimiento económico de nuestro país, gracias a los recursos de su preciada tierra; que preserven la cultura de cada una de sus provincias, procurando el crecimiento económico digno de cada habitante y, por último, políticas que respeten y conserven su naturaleza, evitando el impacto abusivo y negativo sobre el medioambiente.


(*) Abogado – Mgtr. en Políticas Públicas.

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