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Written by 11:06 pm Agro y Producción, Economía, Política

Las luchas por el FET y cómo costó defender esos fondos

El tabaco es una producción que en Misiones tiene muchos plantadores pequeños dedicados a la actividad. Entregan su producto y luego van recibiendo el “retorno” como lo llaman ellos. Pero en Nación tienen otras intenciones y desean manotear los fondos del FET. Y además ahora surgieron jugadores empresariales que no pagan los impuestos y así no les llega el dinero a los tabacaleros

No era eliminar impuestos y bajar la tributación. Era sacar el dinero -generado por la compra de paquetes de cigarrillo- y que no venga a la provincia. Y el otro problema nuevo: los jugadores que eluden pagar los impuestos y compiten con serias ventajas.

Por Mario Pernigotti

Este fin de año, los productores de tabaco estuvieron recibiendo unos 860 millones de pesos que se originaron en la recaudación del impuesto que pagan quienes compran cigarrillos. Un círculo virtuoso: hay gente que le gusta fumar y compra cigarrillos. Hay gente que planta tabaco y con ese tabaco se hacen los cigarrillos. El primero compra. El Estado recauda. Y el plantador recibe una parte de esos impuestos. Todo dentro de las normas legales.

Como es una actividad muy sufrida, desde hace medio siglo, se decidió por ley (19.800) que una pequeña parte del valor de cada paquete de cigarrillo irá para estos plantadores (como ellos mismos se identifican).

La ley en cuestión se denomina Nacional del Tabaco o también ley del Fondo Especial del Tabaco y todos la conocen por sus siglas: el FET.

Hubo quienes se tentaron con esos dineros que tan fácilmente ingresan a las arcas del estado nacional y deben remitirse a las pocas provincias productoras. El caso más famoso es el de Ricardo López Murphy, un porteño liberal que vino a Misiones como ministro de Economía en 2001 y dijo en la cara de los productores: “A ustedes les vamos a sacar el FET”.

Por suerte, López Murphy duró una semana. Y el FET, en cambio, continúa.
Porque hay que aclarar: hablan de ahorros, de achicar el gasto público, de cobrar menos impuestos. Pero en realidad, atrás de ese discurso, ¿qué había? El deseo de que ese dinero genuinamente generado por los productores y pagado por los fumadores fuera al Estado Nacional. Esto es: no querían eliminar el impuesto; querían que su recaudación tenga otro fin.

Así de ruines suelen ser algunos con los dineros y el esfuerzo ajeno.

En la Argentina, hay dos grandes empresas tabacaleras. Pero los últimos años aparecieron jugadores pequeños ubicados en provincia de Buenos Aires. ¿Qué hicieron estos pequeños jugadores? Presentaron amparos judiciales y lograron evitar pagar los impuestos.

Y los impuestos a los cigarrillos constituyen más de la mitad del precio. Porque hay una teoría (de la OMS) que sostiene que para combatir el vicio de fumar lo que se debe hacer es aumentar el precio de los paquetes.


¿Y cómo compiten estas empresas? No tributando. Y por ende, vendiendo mucho más barato. Un método muy eficaz. Porque aunque empezaron hace relativamente poco (batiendo el parche de que iban contra las multinacionales extranjeras, aunque se aliaron con una firma inglesa ellos mismos) pasaron de tener un mínimo porcentaje del mercado a estar cerca de 20%. Esto es: de cada cinco paquetes que se venden, uno es de estas firmas que hicieron este gambito y así van comiendo fichas. Como en un juego de damas: saltan la ley y se comen fichas.

Los fumadores compran lo más barato. ¿Y por qué es más barato? Entre otras cosas, porque no pagan el FET.

A la Nación le deben 80 mil millones de pesos al año. Y a Misiones, 5700 millones. Eso es lo que le quitan a los plantadores. Sin remordimientos. En la provincia no solo se cultiva trabajo, también se planta bandera para cuidar a sus plantadores.

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