Comandante Andresito dio un paso decisivo para afirmarse como el corazón productivo de la yerba mate en el país. Con la construcción del molino yerbatero más grande de Argentina, esta localidad del norte misionero se posiciona como el principal polo industrial del sector.
Se trata de una apuesta que no solo implica un salto tecnológico, sino también una estrategia concreta para fortalecer a los eslabones más frágiles de la cadena: los pequeños productores y cooperativas.

El molino yerbatero de Andresito
La megaestructura, montada en un predio de cinco hectáreas, tiene capacidad para procesar y envasar más de 10 millones de kilos de yerba por año. Dispone de un sistema completamente automatizado, con zarandas, depósitos para estacionamiento tanto natural como acelerado, dos líneas de empaquetado de alta velocidad y un moderno laboratorio vidriado para análisis de calidad.
Julio Petterson, presidente de la Asociación Civil de Productores Yerbateros del Norte (ACPYN), destacó que este molino yerbatero representa “una herramienta de gran importancia que va a dar la posibilidad a los productores de hacer su propia marca y vender su propio producto, desde la chacra hasta la góndola del consumidor”.
A su vez, el periodista Juan Carlos Argüello, sostuvo en El Noticiero de Canal 12 que “se trata de una apuesta provincial en beneficio de todos los productores misioneros”. En esta línea, resaltó que dicha inversión posibilitará el nacimiento de nuevas marcas de yerba mate 100% locales.
“El objetivo es la unión de los productores misioneros”, continuó, anticipando que la obra está en su etapa final y que prontó transformará la producción yerbatera en Misiones.
Eliminar la intermediación: un cambio estructural para los pequeños productores
Este molino llega para cubrir un vacío histórico en la cadena yerbatera: la imposibilidad de que pequeños secaderos y cooperativas accedan a la tecnología necesaria para industrializar su producción. “Es casi imposible para un pequeño productor construir una planta de este tipo por los altos costos que implica”, explicó Petterson.

Con esta infraestructura, ahora podrán acceder a servicios de molienda, estacionamiento, clasificación y envasado, eliminando la necesidad de vender su yerba a granel y a bajo precio.
El impacto es claro: mayor rentabilidad, autonomía y la posibilidad concreta de crear marcas locales con identidad propia, generando nuevas oportunidades económicas para las familias misioneras.
Tecnología y diseño enfocados en el valor agregado
El molino de Andresito cuenta con maquinaria de última generación: ocho zarandas que clasifican automáticamente hoja molida, premolida, polvo, palo y palo molido. Esto permite elaborar hasta seis tipos de blends diferentes, adaptados tanto al gusto tradicional como a las nuevas tendencias de consumo, como la yerba en saquitos o soluble.

El sistema de estacionamiento está diseñado para rotar hasta 15 millones de kilos anuales. Los cinco depósitos de estacionamiento seminatural permiten curar la yerba entre 8 y 10 meses, mientras que las seis cámaras de estacionamiento acelerado posibilitan tener yerba lista para envasar en tan solo 90 días.
Un dato clave: el producto pasa por tres controles de calidad en laboratorio antes de ser empaquetado.
Un nuevo paradigma comercial para la yerba misionera
Para el diputado provincial Juan José Szychowski, este molino no solo potencia la producción, sino que “impulsa un nuevo paradigma de comercialización”, ya que las cooperativas y pequeños productores podrán ofrecer al mercado un producto final competitivo y de calidad, con su propia marca.
El molino no está limitado a los productores de Andresito: dará servicio a toda la provincia. Es una apuesta integradora que mejora los precios que recibe el productor, amplía los mercados y proyecta internacionalmente la yerba misionera con mayor valor agregado.
Yerba orgánica: el próximo desafío
El equipo de ACPYN ya proyecta una segunda etapa: implementar un sistema de procesamiento para yerba orgánica. “Queremos seguir sumando valor y mirar hacia el futuro”, explicó Petterson, quien también resaltó el entusiasmo del sector frente a esta nueva posibilidad. “Es un sueño cumplido. Una fuente renovada de ingresos para la chacra misionera”, expresó.
Con este molino, Andresito no solo se posiciona como un polo productivo clave, sino como un verdadero motor de transformación para toda la industria yerbatera argentina.