Con solo 10 años, el misionero Benjamín Rojas dio un gran paso en su carrera al debutar con la camiseta de Defensa y Justicia en Buenos Aires. Aunque comenzó a jugar al fútbol recién a los 8 años, su talento lo llevó a destacarse en la Academia de Fútbol Nápoles, en Posadas, donde fue capitán de su equipo.
En diciembre de 2024, su coordinador lo convocó para probarse en Defensa y Justicia. Tras una semana de entrenamientos, recibió la noticia de su incorporación al club, un momento que marcó un antes y un después en su vida. Su fichaje se oficializó hace una semana y, el 30 de marzo de 2025, vivió un momento inolvidable al disputar su primer partido amistoso como titular, con los colores verde y amarillo del “Halcón” de Varela.
Adaptación a una nueva vida
Actualmente, Benjamín reside en Buenos Aires junto a su padre, Gustavo Rojas, quien lo acompaña en los entrenamientos y partidos. Se adaptó rápidamente a su nueva rutina y entrena de martes a viernes, combinando sesiones de fútbol, táctica y gimnasio. Por las mañanas asiste a la escuela y, en su tiempo libre, juega al fútbol en el barrio, anda en bicicleta y disfruta de la pesca con su papá.
El respaldo familiar y sus expectativas
El apoyo de su familia ha sido clave en su camino. Su madre, Giovana Laphitz, fue quien insistió, investigó sobre el club y organizó su entrenamiento diario. Desde el inicio, Benjamín se destacó, llegando a ser capitán de su equipo. Además, su madre asumió el rol de delegada para acompañarlo en cada viaje y entrenamiento.
“Lo que hoy es Benja es mérito puro de él, pero también del apoyo constante de su familia. Sin ese respaldo, este premio habría llegado, pero quizás en otro momento”, destaca su mamá.
Su padre, por su parte, tomó la decisión de mudarse con él para estar presente en cada paso. “Esto es amor por nuestros hijos. No lo veo como un sacrificio, sino como un cambio de hábitos y de vida para ayudarlo a cumplir su sueño”, asegura.
Con un gran potencial, Benjamín sigue creciendo física y técnicamente con el objetivo de alcanzar el profesionalismo. “Los sueños están para cumplirse”, dice su coordinador, y Benjamín lo tiene claro: con esfuerzo y dedicación, todo es posible.
