Los entrenadores argentinos, Marcelo Gallardo y Gabriel Milito volverán a encontrarse en las semifinales de la Copa Libertadores. “No te quiero escuchar más”, “Quién carajo sos para mandarme”, las frases de un cruce cargado de tensión en el pasado reciente.
River Plate y Atlético Mineiro se enfrentarán en una de las llaves de semifinal de la Copa Libertadores de América 2024. A la enorme calidad de los jugadores que integran sus planteles, se suma el duelo de los bancos, entre los entrenadores argentinos Marcelo Gallardo y Gabriel Milito.
El Muñeco y el Mariscal ya se han visto en ocasiones anteriores, tanto en certámenes internacionales como locales. Uno de estos choques quedó en la memoria futbolera por el fuerte cruce dialéctico que tuvieron.
Julio del 2021 trajo consigo un cruce de Libertadores que a ninguno de los protagonistas le resultaba cómodo afrontar. Después de la gran campaña que había hecho Argentinos Juniors en la fase de grupos, el sorteo lo puso frente a frente con el River del Muñeco, que el año anterior había alcanzado las semifinales ante Palmeiras, pero había sido derrota luego de una performance de alto vuelo.
La ida fue pareja y terminó empatada 1-1. Como la pandemia de Covid-19 impedía la asistencia de público al estadio, lo más jugoso del primer chico fue un pequeño pero fuerte intercambio de palabras que mantuvieron ambos DT’s y que quedó captado por los micrófonos de la transmisión oficial.
Todo empezó cuando Fabricio Angileri le cometió una infracción a Jonathan Sandoval y Milito pidió que lo amonestaran a viva voz. “¿Qué decis, Gaby? Si fue a la pelota, hermano. Estás al lado”, contestó Gallardo.
A los 10 minutos, volvió a reprochar y el DT de River lo cortó: “Pará un poco, Gaby. No te quiero escuchar más. Te escuché toda la noche”. El exdefensor salió con los tapones de punta para contestarle: “¿Quién carajo sos vos para decirme eso? Si te vivís quejando también. Lo único que falta es que me digas lo que tengo que decir y que tenga que pedirte permiso a vos”.
Un rato después, Gallardo se acercó a hablar amistosamente y el Mariscal le reprochó que “no lo podía mandar a callar”. El entrenador del Millonario, que confesó que “no lo aguantaba más porque pedía amarilla todo el tiempo”, se río y le dio un apretón de manos, que selló que la discusión estaba terminada.
Con información de TyC.