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El triunfo de la gestión

La devolución del IVA a las compras de alimentos anunciada esta semana es un paso más en la solución de las tantas inequidades que soporta Misiones con respecto a la Nación. Que ocurra en un momento tan delicado en materia inflacionaria, principalmente en ese rubro, es un doble triunfo por parte del misionerismo, que sostuvo incesantemente el reclamo.

Esta semana se conoció una gran noticia para los misioneros, después de muchas gestiones del Frente Renovador, se anunció que el 15 de agosto entrará en vigencia el programa “Ahora Canasta”, que devolverá el IVA a las compras de alimentos realizadas en comercios adheridos con tarjeta de debido, crédito y tarjetas sociales. Es una gran novedad para la provincia, que se enmarca en la reglamentación del artículo 10 de la Ley PyME por parte del Gobierno Nacional, reclamo histórico por el cual Misiones venía presionando con firmeza política y autonomía.

En un marco de constante inflación, sobre todo en alimentos, y disparada del dólar, es una gran ayuda para el bolsillo de los trabajadores que encontrarán un ahorro de casi 20 por ciento en sus compras. No reemplaza la vetada Zona Aduanera Especial, que hubiera derramado beneficios más grandes, pero es fruto de intensas gestiones y reclamos de todo el esquema político de la Renovación, preocupado en cuidar el bolsillo de los ciudadanos, muy castigado en los últimos meses por el desbarajuste económico del país.

En este contexto de crisis económica, y en algunos casos política, en la mayoría de las provincias, Misiones emerge como una isla de convivencia política, crecimiento económico y armonía, donde se destaca el cuidado del medio ambiente, la generación de empleo y la educación de vanguardia proyectando una juventud preparada para los desafíos del futuro.

En lo económico, puntualmente, se destaca la paradoja de Misiones, debido a la situación de frontera. Es una paradoja económica y comercial: cuando el resto del país sufre un crecimiento con alta inflación, en la Tierra Colorada se verifica un fenómeno económico que no para de sorprender, el auge comercial de las dos fronteras, pocas veces visto, donde se compensa largamente la crisis de la macro economía, y el resultado neto es positivo para Misiones. Se amplifican los márgenes por el ingreso de millones de pesos provenientes de Brasil y Paraguay.

Hay una caravana permanente de tours de compras de ciudadanos de los dos países, atraídos por lo barato que está Argentina. Adquieren indumentaria, materiales de construcción, invaden los restaurantes y hoteles, compran zapatos, prendas, regalos, y por supuesto, combustible y otros productos.

La inyección de divisas en el comercio genera empleo, dinero circulante y repercute en inversiones de todo tipo que dinamizan el mercado interno. Es por eso que hay faltante de muchos productos, herramientas, vehículos 0 km, alquileres y materiales de construcción. Misiones vive una primavera económica que derrama bienestar hacia todos los niveles de la sociedad.

La provincia más cercana y limítrofe, que es Corrientes, se encuentra estancada desde hace tiempo en sus niveles de crecimiento, sin generar empleo y dependiente solamente de la coparticipación federal que le transfiere la Nación. En términos de gestión le representa muchos problemas al gobierno radical correntino, ya que se ve imposibilitado de hacer obras y bridar servicios a sus habitantes, como luz eléctrica, caminos, escuelas, seguridad, salud o justicia. En todos esos rubros hay claras diferencias a favor de los misioneros.

No solo le pasa a Corrientes, sino que todas las provincias que están gobernadas por alguno de los frentes nacionales, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, se quedaron estancadas en la grieta sin brindar respuestas a la gente. Ya no son creíbles y por eso serán sus dirigentes castigados en 2023.

Prueba de eso son los misioneros que integran esos espacios. Los diputados nacionales de los dos frentes no han logrado un solo hecho positivo, más que criticar y atacarse, pensando que con más grieta se sale de la crisis económica. Al contrario, pusieron trabas al desarrollo de Misiones cuando tuvieron que obedecer los mandatos partidarios nacionales, como cuando Arjol, Schiavoni y Klipauka votaron en contra de la Zona Aduanera Especial. Del otro lado, Cristina Brítez y Cacho Bárbaro tampoco han reclamado cuando Alberto incumplió decenas de compromisos con Misiones.

Mientras esos Frentes siguen atados de pies y manos, la Renovación marca un camino inédito y observado con asombro por el resto del país, un camino que se erige como el liberalismo político, sin jefes en Buenos Aires y respondiendo solo a los ciudadanos de Misiones.

Se decidió romper definitivamente con todas los armados nacionales porque son un engaño que atrapan a las provincias en un oligopolio político al servicio de los jerarcas de Buenos Aires que solo satisfacen sus intereses y los del país central.

La libertad que se ejerce desde un partido provincialista no depende de los mandatos nacionales. Por eso el gobierno de Misiones logra permanentes adhesiones de las corrientes juveniles, de los círculos profesionales, de las asociaciones agrarias, que están adhiriendo plenamente al concepto del liberalismo político. Porque solo de esa manera se pueden concitar los sueños y las esperanzas, tomando decisiones en el terreno producto de estar cerca y escuchar a la gente.

No se puede cumplir el sueño o responder a la necesidad de un misionero estando pendiente a las órdenes de Buenos Aires, porque Buenos Aires y los frentes nacionales tienen otra agenda, donde el misionero queda relegado.

Una situación parecida ocurre con el fenómeno de Javier Milei, que rompió el esquema bicoalicionista de la política nacional, y está creciendo en su candidatura presidencial justamente por ser algo nuevo, diferente, que no depende de los dos grandes frentes que han fracasado cuando fueron gobierno.

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