Desde el inicio del ciclo lectivo, el Boleto Estudiantil Misionero se posicionó como una herramienta fundamental para estudiantes y familias tras aliviar el impacto económico del transporte público. Desde su implementación, este beneficio es esencial para quienes deben trasladarse a diario para acceder a sus estudios. En diálogo con Canal 12, estudiantes de distintos colegios y madres compartieron sus testimonios sobre cómo esta iniciativa les permite optimizar sus recursos y facilitar su día a día.
En este sentido, Delfina Vago, estudiante misionera, comentó que utiliza el boleto para viajar entre su casa y el colegio, lo que le permite ahorrar una cantidad considerable. “Ahorro entre tres o cuatro boletos por día. Lo que consigo ahorrar lo puedo usar para comprar equipamiento deportivo y apoyar a la economía de mi familia”, sostuvo.
En esta misma línea, Luciana Ferreira también valoró el impacto económico del beneficio en cuánto al ahorro del precio del boleto. “El ahorro es impresionante, ya que con las clases de Educación Física, el boleto lo utilizo hasta cuatro veces al día. Además, si tengo que hacer trámites o comprar algo, lo que no gasto me permite invertir en mi educación o en algo para el recreo”, señaló.
La joven también relató la conveniencia del código QR, que facilita el uso del servicio de transporte público, mejorando la accesibilidad para los estudiantes.
“Si viviera en Garupá, el gasto se elevaría a $5.000 o $10.000 con Educación Física”
El impacto del boleto alcanza a toda la economía familiar de los estudiantes. Al respecto, Martina Benítez, otra estudiante misionera, resaltó que el beneficio permitió que su familia redirija recursos a otras necesidades del hogar.
“Dos boletos cuestan casi $3.000 y, si viviera en Garupá, el gasto se elevaría a $5.000 o $10.000 si incluimos las clases de Educación Física”, explicó. También, indicó que “lo que mi familia ahorra en el boleto lo puede destinar a las compras del supermercado o a otras necesidades”.
El beneficio alcanza a estudiantes de distintos niveles
El impacto también es notorio en aquellos estudiantes que, provenientes de otras ciudades, se trasladan a Posadas para continuar con sus estudios universitarios.
Tobías Julián Moreira, estudiante universitario que se radicó en Posadas desde Santo Tomé, explicó la diferencia entre las políticas de transporte en ambas localidades.
“En Santo Tomé hay colectivo y boleto estudiantil, pero no se utiliza tanto como acá. En Posadas, el beneficio realmente ayuda a las familias, ya que al ser un gasto menos, el dinero ahorrado se puede destinar a otras cosas, como alimentos o ropa”, comentó.
Los padres señalan el beneficio del Boleto Estudiantil Misionero
Las madres también se suman al reconocimiento del valor del Boleto Estudiantil Misionero. En diálogo con Canal 12, Gabriela, madre misionera, se mostró satisfecha con la accesibilidad que ofrece el beneficio.
“Lo bueno del boleto estudiantil es que no tiene costo para los beneficiarios y se puede usar tanto con la tarjeta física como virtual desde la app del celular”, contó.
Además, indicó las mejoras en la flexibilidad del horario, que permite que los estudiantes usen el boleto para actividades extracurriculares y recreativas. “Cuando era joven, tenía que pagar el boleto y trabajar para cubrir esos gastos. Ahora, las generaciones actuales tienen este beneficio, lo que les permite tener un poco más de libertad para disfrutar de actividades como salir con amigos o ir al cine”, recordó.
Boleto Estudiantil Misionero: una inversión para el futuro
El Boleto Estudiantil Misionero beneficia a los estudiantes al facilitarles el acceso a la educación y también tiene un impacto positivo en el bienestar económico de las familias misioneras.
Este subsidio representa un ahorro directo en transporte porque libera recursos que pueden destinarse a otros aspectos esenciales, como la alimentación, la educación o la salud. Con cada testimonio, queda claro que este beneficio es un paso más hacia una mayor inclusión y acceso a la educación. Sin mencionar el bagaje de oportunidades para desarrollar su potencial sin la carga económica que supondría dicho costo.
