Luciano Píriz Vitale, un joven de 16 años, es el reflejo de los logros alcanzados gracias a la educación pública de calidad que ofrece Misiones. Este adolescente forma parte de la Escuela Secundaria de Innovación, un espacio que implementa un modelo disruptivo y centrado en los intereses de los estudiantes. Este año, culminó su 4° año y se prepara para ingresar al 5° con una especialización en Robótica, un área clave en su desarrollo académico y personal.
Luciano no siempre fue un estudiante apasionado por la escuela. “Era un chico que no le gustaba ir a la escuela”, recuerda Natalia Vitale Grillo, su madre. Sin embargo, todo cambió cuando Luciano comenzó su educación en esta institución, en plena pandemia, un período en el que solo asistía al nuevo edificio de manera intermitente. “Este enfoque nos llevó a decidir que su hermano menor también forme parte de esta escuela”, comenta Natalia, destacando cómo el modelo educativo logró captar el interés de ambos hijos.

Utilizan las tecnologías como herramientas educativas
El aspecto innovador de la escuela no se limita a las tecnologías, sino a un enfoque pedagógico que pone el aprendizaje en acción. “Lo que tiene la educación disruptiva de esta institución es que permite a los chicos tener una cultura general amplia, reflexionar y pensar”, dice la madre.
El aprendizaje basado en proyectos y el uso de tecnologías como herramientas educativas para potenciar el conocimiento se destacan en esta modalidad. Además, en lugar de evaluar solo por exámenes, la institución califica a los estudiantes continuamente a través de su comportamiento en el aula y los proyectos que construyen, lo que genera un ambiente de motivación constante.

Luciano Píriz Vitale viajó a Panamá para competir
Luciano, a lo largo de estos años, demostró un interés creciente por la robótica y la tecnología. Su pasión lo llevó a formar parte de un proyecto para la Olimpiada Mundial de Robótica, junto con sus compañeros. En 2023, el equipo clasificó a nivel nacional y viajó a Panamá para participar del mundial, donde presentaron un dispositivo para barcos que recolecta información sobre la vida marítima y la sube a la nube, accesible para cualquiera. Además, en 2024, Luciano y su equipo ganaron la competencia nacional en Salta.
Su amor por la robótica no se detiene en los proyectos escolares. “Este año construyó un dron para detectar incendios, aunque fuera de la institución”, señala su madre, orgullosa de cómo Luciano aplica los conocimientos adquiridos en la escuela en sus intereses personales. La institución lo impulsa a seguir investigando y desarrollando proyectos fuera del aula, como parte de su motivación constante.

Rumbo a Singapur para 2025
En cuanto a su futuro, Luciano tiene claro sus objetivos: participar en la Olimpiada Mundial de Robótica en Singapur en 2025. Este sueño se nutre del apoyo constante de sus docentes, quienes lo motivan a aprender y aprovechar su curiosidad. Además, Luciano también forma parte de la cooperativa escolar y tiene planes de crear un club de robótica dentro de la institución.

El impacto de la educación en su vida es evidente. “En la escuela primaria no tenía una base sólida ni un interés que me llamase la atención, a excepción de Biología”, confiesa Luciano. Sin embargo, en la Escuela Secundaria de Innovación encontró su verdadera pasión. “Ahora se decanta por la Ingeniería Mecatrónica, pero en su momento quería estudiar Medicina”, explica su madre.
“Siempre estoy recomendando la Escuela Secundaria de Innovación porque estoy maravillada con todo lo logrado”, concluye Natalia. Para ella, este modelo educativo forma a los estudiantes para el presente, sino que los prepara para el futuro, impulsándolos a tener metas claras y a seguir sus pasiones. La historia de Luciano es un testimonio más del poder transformador de la educación pública de calidad en Misiones, que brinda oportunidades a los jóvenes para desarrollar todo su potencial.