La coordinadora de Educación en Faro Digital dialogó con Canal 12 sobre la jornada de ciudadanía digital que se realizará el 13 y 14 de octubre en el Centro de Convenciones de Posadas. Esta destinada a docentes y alumnos de nivel secundario y busca generar conciencia sobre la violencia de género y dependencia digital.
Con el objetivo de repensar los entornos digitales que habitamos, pero sobre todo entendiendo que la ciudadanía digital es tan importante como la ciudadanía fuera de línea, la ONG Faro Digital, de manera articulada con el Gobierno de Misiones y la Cámara de Diputados, brindará talleres de capacitación sobre dependencia y violencia de género digital.
Para conocer un poco más sobre la jornada de ciudadanía digital que se realizará el 13 y 14 de octubre, en el centro de convenciones de Posadas dialogamos con Milagros Schroder coordinadora de Educación de la ONG.
—¿De qué se trata la capacitación y cuáles son las expectativas que tienen sobre la misma?
—Desde faro digital venimos trabajando desde 2018 con el Gobierno Provincial y en este caso, también nos convoca la Cámara de Diputados en un proyecto sobre la construcción de la ciudadanía digital. En ese contexto venimos a dar estos talleres sobre dependencia digital y violencia de género digital. La idea es poder hablar sobre estas dos temáticas que importan a la construcción de nuestras ciudadanías digitales, ciudadanías que entendemos tienen que ser críticas, reflexivas y para eso es fundamental por un lado poder pensar cómo nos vinculamos con los dispositivos y de qué modo podemos generar hábitos saludables de conexión y por el otro lado la violencia de género digital, una temática que en principio abordábamos general y que desde hace unos años la desarrollamos y trabajamos para no naturalizar estas violencias que suceden en los entornos digitales.
—Teniendo en cuenta esto de no naturalizar las violencias de género ¿cuáles serían las formas que más circulan en los entornos digitales?
—Lo que más abordamos tiene que ver con el acoso, que se da en distintos grados. Puede ser desde la exigencia del envío de imágenes hasta la difusión de imágenes sin consentimiento y la extorsión, pero también todos los mecanismos de vigilancia que se realizan utilizando dispositivos o plataformas en pos de conseguir esa vigilancia y también todo lo que tiene que ver con los estereotipos que tanto las plataformas como los videojuegos van potenciando y eso genera un impacto negativo por sobre estas violencias.
—¿Considerando el auge de páginas de venta de contenido íntimo para ganar dinero, existe alguna regulación al respecto?
—No, pero lo que hay que entender es que si hay consentimiento, no hay problemas, pero si no hay consentimiento hay violencia. Entonces hay que evaluar un montón de factores, lo primero es ver si esas fotos que se suben a las páginas de contenido tienen el consentimiento de quienes participan o aparecen en ellas. Si hay consentimiento, las personas están haciendo uso de su derecho. Pero creo que el tema es todo lo que está detrás o lo que está asociado que tiene que ver con difusiones sin consentimiento, chicas y chicos que no tienen noción de cómo funciona la plataforma o real consentimiento de qué significa subir esas fotos o cuál es el recorrido que esas imágenes harán.
Actualmente en nuestro país la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento no es un delito, pero si existen distintos proyectos de ley que fueron presentados hace muy poco tiempo para trabajar sobre este tema y avanzar en este sentido.
—¿Existen datos concretos de cuál es el porcentaje de mujeres que sufre violencia de género en línea?
—No, no hay datos concretos pero si sabemos que pertenecemos a la segunda región con más casos de femicidios en el mundo, esto nos convierte en una sociedad donde la violencia de género es muy alta.
Desconocemos los números concretos porque hay pocas denuncias de acoso en línea, pero conocemos los números de la violencia extrema que nos dan un sentido respecto de la sociedad en la que estamos, que a su vez, es una sociedad que no escapa al mundo virtual, porque somos las mismas personas las que convivimos en las calles y en las plataformas. Por eso es clave entender nuestro contexto respecto de la violencia de género y no obviar que el entorno digital es un entorno más de todos los que transitamos, un entorno público más de todos los que transitamos y allí encontraremos el corelato de nuestra sociedad con todo lo bueno y todo lo malo.
—Sobre dependencia digital ¿qué prácticas recomendás para ser menos dependientes de los dispositivos electrónicos?
—Lo primero es pensar efectivamente cómo es nuestro vínculo con el celular y entender que uso hacemos para ver si todos esos usos efectivamente necesitamos que un dispositivo lo haga. Por ejemplo, la alarma del despertador. Tener la alarma del despertador en el celular de repente hace que yo agarre el celular y no solo veo la hora sino que también veo que tengo cinco notificaciones y entonces me despierto y lo primero que hago es ver las notificaciones y pasé 20 minutos sin salir de la cama. Tiene que ver con empezar a hacer un uso, un recorrido crítico de cómo utilizamos los dispositivos sin juzgarlo negativamente sino descriptivamente, hacer una descripción de eso para ver en qué momentos queremos desconectarnos.
—Por último, ¿qué piensa sobre esta iniciativa que se lleva adelante de manera articulada con el gobierno provincial y la cámara de diputados?
—Me parece interesante porque trabajamos en distintos talleres, con distintas temáticas para la construcción de la ciudadanía digital, que es importante abordarlas para seguir pensando cómo habitamos los entornos y entender que la ciudadanía digital es tan importante como la ciudadanía fuera de línea, que en definitiva es la misma y necesitamos habitarla con criticidad.
