La embajadora social, artística y cultural de Misiones recibió hoy el Honoris Causa en Ecoética. Se convirtió en miembro de honor de la Academia Internacional de la Diplomacia y las Profesiones.
Un doctorado honoris causa es un título honorífico que entrega una Universidad o Academia a personas eminentes que a lo largo de su trayectoria profesional y personal, han sobresalido en beneficio a la sociedad, ya sea por sus logros en el ramo empresarial, académico, de las ciencias y artes o su labor altruista. Dicha distinción recibió hoy Miuki y el nombre de la directora creativa misionera quedó inscripto en el Registro Mundial de Valores del Género Humano en la Honra.
La ceremonia se realizó en el Salón de las Dos Constituciones, donde los legisladores le entregaron también la declaración de interés provincial de la Cámara de Representantes por este reconocimiento. Por su parte, la secretaria embajadora para la paz del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas, Liliana Hernández, hizo entrega del diploma doctoral correspondiente.
El evento, encabezado por el presidente de la Comisión de Recursos Naturales, diputado Héctor Pereyra Pigerl, contó con la participación del presidente de la Comisión de Turismo, Isidro Duarte; la presidenta del Instituto Misionero de la Biodiversidad, Viviana Rovira; y el subsecretario de Ecología y Desarrollo Sustentable, Alan Vortisch, quienes luego expusieron acerca de políticas públicas sobre las intervenciones y estrategias relacionadas con la biodiversidad y la sustentabilidad. Asistieron legisladores, autoridades provinciales y municipales, representantes de diversas organizaciones, familiares de la distinguida y público interesado en la temática.
“Miuki” dijo que fue una grata sorpresa e inesperada recibir la distinción.
Agradeció “a la provincia entera, porque es fuente de inspiración para todo el planeta” y aseguró que es “un orgullo ser de esta ‘Tierra sin mal”.
Agradeció “a la provincia entera, porque es fuente de inspiración para todo el planeta” y aseguró que es “un orgullo ser de esta ‘Tierra sin mal”.
Dijo sentir “calidez” y “vibra tan positiva” en la Legislatura. “Agradezco al ingeniero Carlos Rovira, porque esa gran energía viene de él; todos lo admiramos muchísimo y le agradecemos un montón”, añadió.
Los antecedentes
El mundo se encuentra en medio de una crisis civilizatoria que permea muchas esferas: económicas, políticas, sociales y ambientales. A pesar de que la sociedad global es cada vez más consciente de las cuestiones ambientales, cabe señalar que muchas veces la dimensión ética fue dejada de lado. No es así en el caso de la misionera que desde los comienzos de su carrera y sin importar su ubicación geográfica nunca olvidó su tierra, dando vida en sus manifestaciones artísticas y diseño, al color, el sonido y la fauna de la mística la selva misionera.
Miuki, que en japonés alude a “lo hermoso y bello”, es el apodo que ideó su madre, Nélida Madelaire. Dicho apodo se convirtió en su marca insignia, y el significado del mismo se vió reflejado en sus producciones. A los 16 años se fue a vivir a Buenos Aires con la idea de estudiar Bellas Artes en la Pueyrredón.
Su primer contacto con la moda sucedió cuando fue a Londres, y se anotó en la escuela Saint Martin’s School of Art. Para ella, en un comienzo la moda fue el efecto especial para narrar tramas fantásticas emparentadas con el bondage pregonado por Vivienne Westwood, el estrafalario de John Galliano y relatos fantásticos y criollos ambientados en la selva.
Desde allí podía verse su interés por llevar en alza la bandera de la protección ambiental. Con más de dos décadas de trayectoria, utilizó el diseño de modas y la creación audiovisual como herramientas para fusionar su expresión artística con su compromiso social.
Cada una de sus obras expone su identidad misionera como una marca registrada, donde las Maravillas de Misiones son siempre protagonistas. La Selva, el rojo de los caminos, la calidez de la gente, las comidas, danzas y costumbres recorren el mundo conmigo, convirtiéndose en muestras escénicas de primer nivel que deleitan a quienes las ven e invitan a conocer nuestras riquezas.
Resulta claro que la rebelde de los 90’ recorrió un largo camino -física y mentalmente- y está alejada del rótulo de diseñadora de moda que alguna vez se le atribuyó en una concepción simplista. Sin dudas su recorrido puede servir como inspiración para no olvidarnos de nuestra mayor responsabilidad: proteger el ambiente, nuestra casa.
N.M.
