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Written by 4:50 pm Espectáculos

La provincia fue sede del 2° Festival de Arte Sonoro Indígena: las repercusiones

La música ancestral resonó en el Teatro Lírico del Parque del Conocimiento. Fue durante las dos jornadas del 2° Festival de Arte Sonoro Indígena. El mismo volvió a elegir la tierra colorada como sede. El canto de las lenguas madres sigue vivo.

El canto guaraní, huarpe, qom, wichi, charrúa, kolla y mapuche fueron protagonistas del escenario este fin de semana. Fue a través de un esfuerzo conjunto del Ministerio de Cultura de la Nación, el Ministerio de Cultura de Misiones y el Instituto Nacional de la Música (INAMU).

Diversos artistas celebraron el festival con la mejor música de sus culturas.

El festival contó con la cantante, actriz y vicepresidenta del INAMU, Charo Bogarín, como conductora y anfitriona. “Los guaraníes son modelos en su transmisión de cultura porque ponen a las infancias a cantar. Y lo que se aprende de niño o niña no se olvida jamás”, explicó.

En este sentido, aseguró que por este motivo se eligió a Misiones como sede del Festival de Arte Sonoro Indígena. “Por eso elegimos esta tierra misionera para ser anfitriona. Es la única que mantiene su lengua madre revitalizada a través de su canto y de su música”, agregó.

Un trabajo sostenido

Según Charo Bogarín, el propósito de este festival es estrechar lazos entre las comunidades para que la música de los pueblos originarios se vea fortalecida. “Pero el objetivo más grande es la salvaguarda de nuestro patrimonio cultural y musical”, destacó. Por eso, desde el INAMU aseguraron que pronto se realizará el lanzamiento de la Fonoteca de Arte Sonoro Indígena

También se celebró la presencia de Eliseo Chamorro, cacique mbyá y subsecretario de Patrimonio y Revalorización Cultural del Ministerio. “Estoy viviendo algo muy intenso porque la cultura vive a través de la música. Se puede decir y expresar la palabra de los pueblos originarios”, dijo el funcionario mbyá.

Un despliegue musical único

El escenario del Teatro Lírico se abrió apenas pasadas las 19 con el coro mbyá guaraní Tekoä, de la aldea Pindo Poty, cercana a El Soberbio. Tomados de las manos y haciendo rítmica en el suelo, el grupo de niños y niñas dirigido por Tito Rodríguez entonó canciones que hablan de la belleza de la naturaleza.

Coro mbyá guaraní Tekoä; Misión Camila; y Seuer Montec.

De la comunidad charrúa Etriek de Villaguay, Entre Ríos, llegaron los dúos Seuer Montec Misión Camila, con ritmos mántricos y cantos para celebrar a la luna, la naturaleza y la memoria de los pueblos. “Qué valiosos son estos escenarios festivaleros para que podamos expresar nuestra voz“, dijeron. 

El coro Sacham, de El Potrillo (Formosa), puso a cuatro hombres y cuatro mujeres a entonar canciones propias de su cultura, en lengua wichi. En el segmento dedicado al canto andino con caja, cuatro mujeres marcaron la escena: Miriam García, sucesora de leda valladares en el trabajo de recopilación de voces y su puesta en valor; Lorena Carpanchay, la coplera trans que viene desde Cafayate; Andrea Mamondes, desde Amaicha del Valle, y Balbina Ramos, bagualera y coplera de Salta. 

Coro Sacham.

“Celebramos la posibilidad de estar en un teatro, ya que siempre hemos trabajado ad honorem para la cultura. Nuestros cantos no son tanto para ser aplaudidos, sino para generar una comunicación especial con uno mismo”, explicó Andrea al bajar de escena.

A continuación, Anahí Mariluan trajo el canto mapuche desde una perspectiva renovada, y junto a la tecladista Natalia Cabello entonó temas en mapuzungun o lengua de la tierra, logrando crear un clima ceremonial en la sala.

Anahí Mariluan.

El cierre fue con la banda intercultural, los ya reconocidos Ha´e Kuera Ñande Kuera, que quiere decir Ellos/Nosotros, haciendo alusión a la fusión de músicos que tiene la agrupación. Juan Luis y Fabián -conocidos como Mbareté y ReKové Rap– tiran rimas furiosas para defender su entorno natural. Todo secundado por una banda de funk integrada por un seleccionado de músicos de diferentes estilos y altísima calidad.

Ha´e Kuera Ñande Kuera.

Así concluyó la segunda edición del Festival de Arte Sonoro Indígena, una amalgama de culturas vivas que solo requieren espacios de visibilidad para demostrar su relevancia. Como señalaron la mayoría de los artistas que se presentaron en el escenario durante ambos días, la música transmite, sana y enseña.

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