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Canal 12 en Perú: la falta de federalismo como telón de fondo de la crisis 

Un grupo de exmilitares convocó a una marcha en contra del gobierno de Dina Boluarte. Hay 62 muertos, cientos de heridos y denuncian violaciones a los Derechos Humanos. El centralismo limeño y el falso federalismo. Claves para entender el enfrentamiento civil.

Por Fernando Oz

Esta tarde la Plaza San Martín, en el centro de la ciudad de Lima, volverá a ser el punto de reunión de miles de manifestantes que reclaman la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y una reforma constitucional, que sirva, entre otros puntos, para terminar con las asimetrías entre las provincias y la capital de Perú. El conflicto que estalló el pasado 7 de diciembre, tras la detención del entonces presidente Pedro Castillo ya cuenta 62 muertos y cientos de heridos como consecuencia de la violenta represión.

Nadie sabe qué podría suceder en Lima cuando un grupo de reservistas de las Fuerzas Armadas y de Seguridad encabecen una manifestación al Congreso, edificio que se encuentra fuertemente custodiado por la Policía Nacional de Perú (PNP) y efectivos del Ejército. Al grito de “vamos a refundar la segunda república”, el capitán retirado César Moreno anunció que “recuperarán el país en su totalidad” e hizo un llamado para que sus viejos camaradas de armas acudan a la convocatoria.

Hasta el último cartucho. En el centro el capitán retirado César Moreno y sus reservistas en la Plaza San Martín.

El oficial es un representante regional de las reservas que llegó a Lima junto a otros tantos uniformados, que a simple vista parecen estar completamente desarmados“Acá estamos recién empezando la fiesta”, le dijo Moreno a Canal 12 después de lanzar una arenga en contra del gobierno frente a cientos de manifestantes.

Durante su discurso, acusó al establishment limeño de “comprar” a presidentes, congresistas, jueces, fiscales y medios de comunicación. “Viva el Perú, viva todas las regiones. Así se dice, así se habla y así estaremos al pie de la lucha hasta quemar el último cartucho”, disparó el capitán, mientras se escuchaba, de fondo y a modo de eco, el “¡Viva!” de sus seguidores.

El Gobierno dice que detrás de las protestas hay “grupos terroristas” que buscan hacerse del poder y no descartan que sean “financiados por el exterior”. Según Boluarte, las protestas que sacuden al país “fueron preparadas con premeditación” y acusó a los manifestantes de querer “quebrar el Estado de derecho”.

Territorio hostil. Las calles de Lima se volvieron verdaderos escenarios de violencia, un manifestante devuelve con destreza una munición de gas lacrimógeno.

Represión y violación a los derechos humanos

Después de ingresar al campus de la Universidad Mayor de San Marcos por la fuerza y utilizando tanquetas, la policía detuvo este sábado a unas 200 personas, entre los que se encontraban estudiantes y una niña de seis años. El predio era usado desde el pasado miércoles como lugar de acampe por los manifestantes, que llegaron de todo el país para participar en las marchas antigubernamentales en la capital.

“Nos desnudaron y nos hacían agachar para ver si teníamos droga entre las nalgas”, contó una joven de unos veinte años, que había sido detenida por efectivos del Grupo Especial de Inteligencia del Perú, el sábado en la casa de estudios más antigua de Latinoamérica. Las denuncias de ese tipo, al igual que otras violaciones a los derechos humanos, van en aumento.

La Defensoría del Pueblo pidió oficialmente que en el caso de mujeres detenidas: “las revisiones no deben afectar su integridad e incolumidad corporal (desnudos, tocamientos)”. Además, recordó que “se debe garantizar apoyo y trato diferenciado en caso de mujeres detenidas”, entre las que había embarazadas, menores de edad y quechuahablantes.

Armados y violentos. La policía avanza sobre los manifestantes y los empujan hacia verdaderas emboscadas que terminan con detenciones.

El centralismo limeño y el falso federalismo

Para el abogado Max Actucuri Córdova, “las grandes desigualdades que hay entre Lima y las provincias es, en gran medida, el fondo del problema”. En diálogo con Canal 12 explicó que hay regiones que buscan “mayor autonomía” especialmente en materia económica.

En Perú hay un generalizado descreimiento de la clase política, eso se reflejó cuando el maestro Pedro Castillo ganó las elecciones en julio de 2021. “Más de la mitad del país lo votó porque era desconocido y provenía de una provincia, de Chota, al norte del país. Era sindicalista, pero no tenía experiencia política y fue eso lo que lo llevó a tomar malas decisiones pese a sus buenas intenciones. Después tuvo que enfrentar al poder central de Lima, los medios limeños lo destrozaban todos los días, le crearon causas que siguen sin comprobarse, también hubo traiciones y los militares lo coaccionaron”, resume el abogado, mientras camina junto al resto de los manifestantes.

“Yo no sé cómo será en Argentina, pero en Perú no hay un federalismo real”, comenta Actucuri Córdova antes de preguntarse “¿cómo puede ser que haya provincias pobres cuando tienen los recursos más ricos del país?”. El olor a goma quemada y al asfixiante gas lacrimógeno indica que otra noche de enfrentamientos ha comenzado en las céntricas calles del corazón económico de la capital peruana.

La represión más fuerte se viene dando en las provincias pobres del sur y del norte del país, donde se registraron la mayoría de las muertes y detenciones. El Gobierno hace todo lo posible para que no se muestre lo que sucede en el interior y trata de controlar las protestas en Lima, impide el ingreso de los contingentes que llegan de todo Perú y detienen al voleo con el claro objetivo de intimidar.

De todos modos, las fuerzas leales al Gobierno central no la llevan tan fácil en las regiones del norte y del sur del país. Días atrás una comisaría terminó en llamas y el domingo fue secuestrado un policía, aunque horas más tarde fue liberado. Este último hecho sucedió en la localidad de La Joya, en Arequipa, cuando un grupo de manifestantes quiso tomar una unidad policial hasta que el ejército acudió al rescate. Oficialmente se informó que hubo una docena de uniformados heridos

Vigia nocturno. Desde la torreta de una tanqueta antidisturbios un integrante de la fuerza vigila una de las calles laterales del Congreso.

Lima se convirtió en una ratonera nocturna

La represión que desató este domingo la Policía Nacional de Perú (PNP) en el centro de Lima fue igual que la del día anterior y probablemente vuelva a pasar lo mismo hoy, cuando los manifestantes se reúnan en la Plaza San Martín para luego marchar al Congreso. Sucede que los uniformados que protegen el gobierno de Boluarte ya les tomaron el pulso y ahora juegan al desgaste.

La maquinaria represiva funciona con la perfección de un reloj suizo. Primero se infiltran entre los manifestantes, después se ocupan en dividir el avance de las columnas. El golpe final lo dan cuando el sol abre paso a la noche y la masa de los que protestan se encuentra fraccionada en diferentes puntos del centro de Lima. Hay emboscadas, bastonazos, gases lacrimógenos, algún que otro escopetazo con munición de perdigones y detenciones indiscriminadas.

Quienes primero caen en la trampa son quienes llegan desde las provincias, muchos de ellos pisan por primera vez en su vida la capital peruana y se pierden fácilmente mientras huyen de la represión. La mayoría de las detenciones se hacen bajo el amparo de noche, a traición, en medio del humo y los gases. Las fuerzas de seguridad aprovechan la falta de liderazgos y de organización entre las diferentes columnas de manifestantes que lograron cruzar el cerco militar montado alrededor de Lima.

Blindados. Las tanquetas de la Policía Nacional de Perú custodian el centro de Lima e impiden la llegada de nuevos manifestantes.

La difícil tarea de informar

Los trabajadores de prensa hacen lo que pueden. Quienes trabajan para los medios limeños tratan de no acercarse a las protestas porque son agredidos, los acusan de estar coludidos con el Gobierno. En cambio, las fuerzas de seguridad del Estado se ensañan con los trabajadores de medios alternativos que cubren desde la primera línea donde resisten los manifestantes.

Los periodistas que llegan desde otros países no quedan ajenos al clima hostil, así lo pudo sentir en el cuerpo este cronista que fue apaleado por la policía mientras sacaba fotografías durante una manifestación que se realizaba frente a la Dirección Contra el Terrorismo, donde se encontraban detenidos estudiantes. De cualquier modo, más allá de tratarse de periodistas de medios oficiales, alternativos o extranjeros, en cualquier conflicto social a gran escala, al igual que en la guerra, lo primero que muere es la verdad

Fotografías: Fernando Oz, gentileza Grupo Atlántida.

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