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El “éxodo silencioso”: los jóvenes franceses que regresan África

Un “éxodo silencioso” revela cómo jóvenes franceses de origen africano regresan a Senegal que buscan oportunidades ante el racismo y la discriminación en Francia.

Menka Gomis, un parisino de 39 años, ha tomado una decisión que muchos consideran chocante: dejar su vida en Francia para regresar a Senegal, el país de sus padres. A medida que el número de franceses de origen africano que se marchan de su país aumenta, Gomis se convierte en un ejemplo de este fenómeno, conocido como “éxodo silencioso”. Esta tendencia, impulsada por el racismo y la discriminación, ha llevado a muchos a replantearse su futuro en Europa.

Gomis, quien ha fundado una pequeña agencia de viajes enfocada en ofrecer paquetes hacia África, busca no solo reencontrarse con sus raíces, sino también aprovechar las oportunidades que cree que Senegal tiene para ofrecer. En sus propias palabras, “no me voy solo por este sueño africano”. Ya que siente una responsabilidad hacia la tierra de sus antepasados y un deseo de contribuir al desarrollo de un continente que considera “el futuro”. “África es como las Américas en la época de la fiebre del oro”, afirma Gomis, resaltando las posibilidades de crecimiento en su país de origen.

Los factores que impulsan el éxodo silencioso

Justamente, las relaciones entre Francia y Senegal, un país mayoritariamente musulmán y excolonia francesa, son complejas y tienen una larga historia. A pesar de la conexión cultural, muchos senegaleses arriesgan sus vidas en peligrosas travesías marítimas hacia Europa, buscando una mejor vida. La Oficina Francesa de Protección a los Refugiados y Apátridas (OFPRA) informó que el año pasado se registró un número récord de solicitudes de asilo en Francia, donde alrededor de 142.500 personas buscaron protección. Sin embargo, la situación se complica para aquellos que han decidido regresar a África, ya que los datos sobre su migración son difíciles de obtener.

La creciente hostilidad hacia los inmigrantes en Francia ha llevado a muchos a cuestionar su lugar en la sociedad. Por ejemplo, Fanta Guirassy, de 34 años, que dirige un consultorio de enfermería en un suburbio de París, también planea mudarse a Senegal. “Desafortunadamente, desde hace unos años en Francia nos sentimos cada vez menos seguros”, dice Guirassy, quien describe la angustia de ser madre soltera en un entorno donde la discriminación racial está presente.

Menka Gomis está dejando a sus amigos y a su familia en Francia porque cree que tendrá más oportunidades en Senegal.

El 91% de la población negra en Francia ha sufrido discriminación racial

El aumento de la violencia y la discriminación ha llevado a una respuesta negativa hacia las minorías étnicas en Francia. Recientes disturbios en todo el país tras la muerte de Nahel Merzouk, un adolescente de origen argelino, han evidenciado el descontento social y la tensión racial. Un estudio reciente reveló que el 91% de la población negra en Francia ha sufrido discriminación racial, lo que ha llevado al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a instar a Francia a abordar estas cuestiones. Mientras tanto, el gobierno francés ha rechazado las acusaciones de racismo, al afirmar que sus fuerzas del orden luchan contra la discriminación.

“Quiero ir a trabajar sin tener que quitarme el velo”, dice la maestra de origen congoleño Audrey Monzemba.

En ese aspecto, la historia de Audrey Monzemba, maestra de origen congoleño, sueña con el deseo de muchos por encontrar un lugar donde se respete su identidad cultural. Monzemba planea mudarse a Senegal para trabajar en un entorno que le permita vivir sin restricciones sobre su fe. “No digo que Francia no sea para mí. Solo digo que quiero prosperar en un entorno que respete mi fe y mis valores”, afirmó. Su experiencia es parte de un patrón más amplio en el que musulmanes educados están buscando oportunidades en África. En especial, aquellos motivados por una creciente islamofobia en Francia.

“Cuando llegué a Senegal hace tres años, me sorprendió que me llamaran ‘francesita’”, cuenta Salamata Konte.

Mientras, en Dakar, Salamata Konte, quien también se mudó de Francia, tampoco le ha sido facil adaptarse a su nuevo entorno. Al llegar a Senegal, fue sorprendida por la etiqueta de “francesita”, que la hizo reflexionar sobre su identidad. “Me rechazaron en Francia, y ahora vengo aquí y también me rechazan”, comenta. Su experiencia como empresaria ha sido difícil, especialmente en un entorno donde los roles de género pueden presentar obstáculos. A pesar de los desafíos, Gomis comentó que es optimista respecto a su futuro en Senegal.

Con información de BBC Mundo.

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