El papa Francisco, fallecido el pasado lunes a los 88 años, será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Fiel a su estilo de vida austero y su profunda devoción mariana, el pontífice dejó instrucciones precisas en su testamento para que su lugar de descanso final reflejara simplicidad y humildad.
Una tumba austera, reflejo del legado del papa Francisco
La tumba estará ubicada entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, marcada por una sencilla losa de mármol que llevará la inscripción “FRANCISCUS” y una reproducción en plata de su cruz pectoral.
Según informó la Santa Sede, todos los gastos vinculados a los arreglos funerarios serán cubiertos por una donación previamente asignada por el propio Papa, canalizada a través del Capítulo Liberiano. “He proporcionado instrucciones pertinentes a Rolandas Makrickas […] para transferir la suma correspondiente a la Basílica Papal de Santa María la Mayor”, escribió Francisco en su testamento.
Ceremonias sobrias y de profundo simbolismo
Las ceremonias fúnebres se desarrollan con sobriedad, tal como lo había solicitado el pontífice. Miles de fieles se acercan a la Plaza de San Pedro para rendirle homenaje. Hasta el sábado, su ataúd permanecerá expuesto en el interior de la basílica, accesible incluso en horas nocturnas.
Rompiendo con la tradición vaticana de los tres ataúdes (de ciprés, plomo y roble), Francisco eligió un ataúd elaborado en madera y zinc. En su interior, se colocaron objetos representativos de su vida: un rosario, monedas acuñadas durante su pontificado y un compendio de sus principales encíclicas.
La conexión con la Virgen y la Basílica
La elección de Santa María la Mayor no fue casual. El Papa tenía una relación especial con la Virgen Salus Populi Romani, cuya imagen se encuentra en la Capilla Paulina. Francisco solía visitar esta basílica antes y después de cada viaje apostólico, dejando en manos de la Virgen cada uno de sus destinos. Su última visita ocurrió en marzo, poco después de recibir el alta médica.
El adiós al papa Francisco
Tras la misa de despedida en la Plaza de San Pedro, los restos del pontífice serán trasladados en procesión hacia la Basílica de Santa María la Mayor. Se espera la participación de numerosos líderes internacionales, entre ellos Donald Trump y el rey Felipe VI de España. La ceremonia estará guiada por un espíritu de humildad, como lo fue toda la vida del papa Francisco.
A partir del 27 de abril, la tumba estará abierta al público. Actualmente, se están realizando las últimas obras de adecuación del espacio, que permanece protegido por una valla de madera.
Con esta despedida, el Papa deja un testimonio final que refuerza el mensaje que predicó durante todo su pontificado: el valor de la sencillez, la entrega a los más humildes y la devoción a la fe vivida con el corazón.
