El Blend es realismo periférico

Dejando de lado el asunto de la venta de armas a Ecuador, Croacia y Bosnia, amén de algún que otro escandalete que ahora no recuerdo, la política exterior de Carlos Menem fue muy buena. Admito que tardé más de lo debido en reconocerlo, es que estaba enojado por el portazo que Guido Di Tella, el entonces Canciller, le dio al Movimiento de Países No Alineados. A partir de ese momento, el Palacio San Martín dejó atrás las aplomadas relaciones internacionales de Raúl Alfonsín y avanzó con las relaciones carnales de los dorados 90.