La “brecha anticonceptiva” es la grieta que existe en torno a la reproducción. En pleno siglo XXI, siguen existiendo solamente dos opciones de anticonceptivos para los hombres: el preservativo y la vasectomía.
Actualmente existen al menos 10 métodos anticonceptivos donde las mujeres se someten a hormonas o procedimientos que producen múltiples efectos secundarios como náuseas, mareos, sangrado menstrual irregular , dolor de cabeza, cambios en el estado de ánimo, dolor de pecho entre otros.
Uno de los problemas en la falta de oferta de anticonceptivos masculinos es su financiamiento que no es suficiente para impulsar iniciativas de investigación que deriven en la comercialización de productos de contracepción para hombres. En esta brecha también influye que la sexualidad de los varones ha sido construida y naturalizada con base en conceptos como: la impulsividad, la búsqueda del placer y la necesidad, y la virilidad.
En el caso de las mujeres, la sexualidad ha sido relacionada íntimamente con la reproducción como otra forma de sometimiento. En la sociedad se ha negado y estigmatizado sistemáticamente el erotismo, el uso del cuerpo y los placeres de la sexualidad de las mujeres que no fueran exclusivamente para complacer a los hombres.
Los servicios de salud sexual y reproductiva tienen que generar mayor corresponsabilidad masculina que facilite decisiones conjuntas de la pareja consiguiendo la participación activa de los varones.
G. V.
