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Written by 10:29 am Salud

María Elena Markendorf: la historia de cómo la diabetes no detuvo su pasión por la danza

María Elena Markendorf es una paciente con diabetes tipo 1. Compartió su historia de superación. A través del autocuidado y el apoyo médico, logra llevar una vida plena y activa.

María Elena Markendorf es profesora de Danzas. En 1995 fue diagnosticada con diabetes tipo 1 insulinodependiente, una enfermedad crónica que cambiaría su vida, pero no su pasión por el arte ni su compromiso con la enseñanza gracias a los tratamientos en el sistema de salud pública.

Ella recordó claramente cómo comenzaron los síntomas: “Empecé a sentir mucha fatiga, arritmias, me levantaba cinco veces por noche para ir al baño y empecé a bajar mucho de peso”, comentó María. Fue en su búsqueda de respuestas cuando decidió acudir al cardiólogo, quien, tras realizar una serie de estudios y consultar sus antecedentes genéticos, le dio la noticia: tenía diabetes. “Me llamaron para decirme que tenía diabetes”, relató en una entrevista con el Instituto de Previsión Social (IPS) de Misiones.

Aprendió a vivir con la diabetes

A partir de ese diagnóstico, comenzó su tratamiento con la doctora Elizabeth Méndez, una profesional clave en su camino hacia el autocuidado. “Empezamos con una medicación y una dieta y, más tarde, cuando fue necesario, comenzamos con la insulina”, explicó María. A pesar de las dificultades iniciales, afirma que con el tiempo aprendió a vivir con la diabetes sin que esta se interpusiera en su vida: “Ya no es un sacrificio, no es ‘no puedo comer esto’, sino que aprendí a cuidarme, a consumir lo que puedo y debo”.

María encontró el equilibrio en su vida diaria y también pudo vivir un embarazo ejemplar, algo que podría haber sido complicado debido a su condición de salud. “El embarazo fue maravilloso. Me comuniqué con mi doctora y ella armó un equipo de profesionales que me ayudaron con la alimentación y los controles. Viajaba a trabajar, daba clases, hacía mi vida normal”, dijo con una sonrisa. Su hijo, ahora de 19 años, creció saludable, alimentándose bien y sin síntomas de la enfermedad, gracias al compromiso de María y a la guía de su equipo médico.

No es una barrera, sino un desafío

Con el tiempo, María aprendió a ver la diabetes no como una barrera, sino como un desafío que puede ser enfrentado con conciencia y responsabilidad. “Es una enfermedad crónica, pero no es algo de lo que debamos asustarnos. Solo tenemos que adaptarnos, cuidar de nosotros mismos y hacer de nuestra vida una vida completa”, afirmó.

Hoy, María comparte su historia para inspirar a otros que, como ella, enfrentan el diagnóstico de una enfermedad crónica. “No se asusten, la clave está en adaptarse y tomar responsabilidad por nuestro bienestar”, aseguró.

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