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Written by 11:03 am Salud

La lucha de México contra el glifosato: una amenaza para todo tipo de vida

Glifosato, el herbicida más usado en el mundo que afecta a la salud humana. Mata plantas y microorganismos en el suelo de los agrícolas.

Declarado como posible carcinogénico en 2015 por la OMS, México busca una alternativa al glifosato, el herbicida más usado en el mundo desde su invención. La lucha por prohibirlo se basa en la evidencia de que no sólo afecta a la salud humana, sino también mata plantas y microorganismos en los suelos agrícolas. Entrevistadas por Contralínea, académicas coinciden en el daño que causa este producto y en la urgencia de eliminarlo. Además, advierten la existencia de otros químicos sintéticos igual de dañinos pero menos conocidos.

En México, el glifosato ya contaminó los organismos de algunas personas. “Particularmente en infantes, adolescentes y adultos de comunidades de Campeche, Yucatán y Jalisco”, señala el Conahcyt (Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías) con base en diferentes investigaciones científicas. Sangre, orina, saliva y hasta leche materna presentan residuos de este herbicida, que además de ser el más usado en el mundo está asociado a los organismos genéticamente modificados (transgénicos), como maíz, soya o algodón.

La presencia de este agroquímico sintético, creado en la década de 1970 por Monsanto –ahora parte de la transnacional Bayer–. Estaba “justificado a partir de las guerras y las posibles hambrunas”. Se comenzó a utilizar “para tener una mayor producción” de alimentos transgénicos. Pero su uso creció tanto que hoy en día ha permeado hasta en la agricultura tradicional, advierte Mariela Hada Fuentes Ponce, investigadora de la UAM Xochimilco.

Buscar una alternativa a este producto, así como la escalada hacia la agroecología, es una urgencia nacional. Que adoptó el (Conahcyt) tras las publicaciones de los decretos presidenciales contra glifosato y transgénicos, de Andrés Manuel López Obrador, en 2020 y 2023.

Mexicanos contaminados

El ciento por ciento de 146 niños, niñas (93) y adolescentes (53) de la comunidad de El Mentidero, en Jalisco, presentaron glifosato en su orina, así como ‘2,4-D’ –otro herbicida de uso agrícola–, de acuerdo con una investigación de la Universidad de Guadalajara y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente, publicada en 2019.

A unos 190 kilómetros de la capital jalisciense, estudiantes de la escuela Venustiano Carranza comenzaron a presentar desde dolores de cabeza hasta vómitos. La causa: fumigación de hortalizas –en una parcela a pocos metros del centro educativo–, que coincidía con el horario de recreo.

Estos herbicidas “pudieron haber llegado al cuerpo de estos jóvenes: por el aire que respiran, por el agua que beben, por tocarlos, cargarlos o aplicarlos y por el consumo de alimentos contaminados”, se lee en el Proyecto de investigación: causas de insuficiencia renal en niños de preescolar y primaria de la comunidad El Mentidero, que elaboraron las instituciones ese mismo año y que ha sido el último gran conflicto por glifosato en México.

Un probable carcinogénico para humanos. Así clasificó la Organización Mundial de la Salud (OMS) al glifosato el 20 de marzo de 2015 en la monografía volumen 112. “La evidencia en humanos viene de estudios de riesgo, principalmente agrarios, en Estados Unidos, Canadá y Suecia, publicados desde 2001. Además, hay evidencia de que el glifosato también puede causar cáncer en animales de laboratorio”, así como en el ADN y cromosomas celulares de las personas, continuó el organismo a través de su Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés).

A pesar de las molestias que causó esta categorización a transnacionales como Bayer AG (que compró a Monsanto en 2018), diferentes sectores apoyan la evidencia del daño que causa este producto. “Todos los herbicidas son moléculas de carbono sintéticas y todos los seres vivos estamos hechos de carbono, entonces tenemos más afinidad con esas moléculas. Por eso tanto el riesgo que hablan de la salud”, explica a Contralínea la investigadora Fuentes Ponce.

El daño hacia la salud se reforzó desde las resoluciones judiciales que ha perdido esta trasnacional. En 2020, ya había alrededor de 125 mil personas estadounidenses que demandaban a la empresa. Porque su producto Roundup, formulado con glifosato, les había causado linfoma no-Hodgkin (LNH). Un tipo de cáncer que afecta los glóbulos blancos, encargados de combatir enfermedades e infecciones en el cuerpo. Bayer accedió a un pago de más de 10 mil millones de dólares, tras ser sentenciado culpable por no advertir que su producto era dañino.

“Los estudios epidemiológicos, animales y mecánicos proporcionan un coherente y convincente patrón de evidencia que el glifosato y las formulaciones a base de glifosato son una causa de LNH en humanos expuestos a estos agentes”, afirma el patólogo Dennis D Weisenburger, con base en un meta análisis. En un artículo publicado en 2021 por la revista especializada en oncología Clinical Lymphoma, Myeloma and Leukemia, añade que, hasta la fecha, este tipo de cáncer es el único asociado a la exposición de glifosato. Los demás han sido negativos.

“Reportamos que la exposición a formulaciones a base de glifosato está asociada con el incremento de riesgo de LNH en humanos”, compartía ya en 2019 la revista Mutation Research. Por su parte, la Escuela de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y del Medio Ambiente de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, de Colombia, publicaba en 2018 que el glifosato, en su estado puro, tiene un menor nivel toxicológico que el presentado por sus formulaciones comerciales.

Además, la investigación advertía que la toxicidad de esas formulaciones a base de glifosato, como el Roundup. Era mayor a la que decían sus productores y comercializadores, “poniendo en riesgo el estado de salud y de desarrollo de las personas que manipulan o entran en contacto con esta formulación”.

Las marcas de herbicidas con glifosato que se venden en México son Faena, Cacique 480, Nobel 62%, Lafam, Eurosato y Agroma; y se vende también como: mochilero, látigo, Secafín, Herbifox, Trinchera, Tiron, Machete, Rival, Bombazo, entre otros, exhibe la Revista latinoamericana de difusión científica.

Agricultura en pocas manos

“El modelo actual de producción agrícola se basa en el uso de agroquímicos” como fertilizantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas y nematicidas “que justifican el aumento de la productividad, pero su uso desmedido ha repercutido en el ambiente y la salud”, analiza un artículo de la Revista internacional de contaminación ambiental.

Creado como Roundup por Monsanto en 1974, el herbicida glifosato creció su producción y uso en 1 mil 500 por ciento “a partir de 1996, con la comercialización y siembra de maíz, algodón y soya genéticamente modificados”, de los cuales el 63 por ciento toleran este producto, explica Conahcyt en un documento. Lo anterior no se puede entender sin la revolución verde, llevada a cabo a partir de la década de 1940, para incrementar la productividad “mediante desarrollo tecnológico en la industria agrícola”, narra la revista Veredas, de la UNAM.

Hubo dos olas de la revolución verde: en la primera se innovaron fertilizantes químicos, formas de riego y maquinaria; en la segunda se elaboraron los transgénicos para ser resistentes a plagas y herbicidas, principalmente glifosato.

En México, los principales cultivos en los que más se utiliza glifosato son: maíz con un 35 por ciento, cítricos con 14 por ciento, 11 por ciento para sorgo, algodón 5 por ciento, caña 4 por ciento, café y aguacate con 3 por ciento cada uno, añade el texto. “Actualmente, la gente en el campo se volvió adicta a echar herbicidas a sus tierras. “Es impresionante la forma tan poco controlada. Ahora cada quien hace lo que quiere, como quiere, cuando quiere porque casi no tiene tiempo”, por lo que se ha perdido la tradición de manejo de cultivos, advierte a Contralínea Beatriz Rendón Aguilar, doctora en ecología por la UNAM.

El campo: cada día más difícil por el Glifosato

Sergio Ramírez aún guarda la semilla de maíz que le dio su cosecha hace ya dos años. La usó en 2023, pero no hubo producción. Espera las lluvias para que este 2024 crezca el maíz y frijol, cultivos presentes en su parcela, además de calabazas, quelites, hasta los hongos que brotan y que todos utilizan para consumo propio.

Docentes e investigadores de las facultades de Ciencias Exactas y Naturales, y Agronomía de la Universidad de Buenos Aires encontraron que, en una mezcla con glifosato aún en dosis no letales, las larvas de las abejas que consumieron ese alimento “se desarrollan más lentamente [hasta un 40 por ciento]; es decir, muchas de ellas tardaron más en convertirse en adultas y alcanzaron pesos más bajos que las que no ingirieron glifosato”, indica el texto de 2018, publicado en la revista Plos One.

Igual de grave es la asociación del glifosato con la disminución en la capacidad de los espermatozoides para moverse rápido y en línea recta (motilidad). Una investigación en la Universidad Autónoma de Guerrero “evidencia que la motilidad de las muestras seminales es significativamente afectada” en concentraciones media y altas de glifosato de grado comercial.

Fuente: contralinea.com.

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