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Las PASO en CABA: largas filas, demoras y quejas por parte de los electores

Según manifestaron varios votantes, cada persona tarda entre 40 minutos y una hora. Por el hecho, muchos que llegan al establecimiento se retiran inmediatamente al notar la larga lista de espera. Las denuncias de una jueza federal por el sistema implementado y la posible extensión del horario.

Este domingo de elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) los porteños eligen candidatos para la Ciudad de Buenos Aires. Lo hacen mediante un sistema de voto electrónico, mientras que para elegir candidatos nacionales utilizan el sistema tradicional. 

Apenas se abrieron las escuelas, comenzaron las quejas por las demoras del sistema concurrente. En algunos casos por fallas en las máquinas, otras por el desconocimiento de los votantes y también porque en muchos colegios no se permitía que una persona realizara la primera parte del circuito (el voto papel) mientras otra hacía la segunda (el digital).

A esto se sumó la complicación para completar las autoridades de mesa. Desde la Ciudad, informaron que también hubo problemas por la ausencia de las autoridades, que hizo demorar el inicio de los comicios. En la Escuela Número 26 de San Telmo, por ejemplo, a las 9.30 las filas ya ocupaban todo el pasillo y se enredaban, con esperas que superaban los 40 minutos. En algunos casos, llegaban a un hora.

Cada persona tarda entre 40 minutos y una hora.

Complicaciones

En otras escuelas del barrio las filas eran formadas en la vereda. Una cronista de Clarín lo vivió en primera persona y se notó especial confusión con el sistema de votación que combina boletas de papel con la modalidad electrónica.

Es que en el colegio ubicado en Avenida San Juan 353 no estaba permitido entrar de a dos. Un presidente de mesa consultó si era posible hacer pasar a una persona para que votara tras el biombo de las boletas de papel al mismo tiempo que otra lo hacía en la máquina, para agilizar un poco la espera. Las autoridades respondieron que estaba prohibido, que se debía entrar de a uno y completar todo el proceso.

En esa escuela, además, una máquina de voto electrónico estaba dispuesta en la entrada para ayudar a las personas que no supieran cómo funciona, pero la gran mayoría de los votantes la pasaban por alto y llegaban a la fila sin saber cómo hacerlo.

Durante la espera se generaban quejas y explicaciones improvisadas entre los propios votantes sobre cómo usar el sistema. Ya en las aulas, las autoridades explicaban desde la mesa a quienes miraban, desorientados, la máquina, pero no podían acercarse para hacer una demostración por temor a que el voto quedara anulado.

“Me cansé, no voto nada”, dijo Eduardo (70), que llegó a la escuela de Mataderos que le habían asignado y encontró una extensa cola que lo desalentó. Casi en simultáneo, pero en Villa Devoto, Susana (69) se sorprendió al ver la gran cantidad de personas que esperaban afuera del club Pedro Lozano, pero no se resignó. “Me voy y vuelvo en un rato, a ver si mejora”, afirmó. Su esposo Federico (70) se quedó en la cola y tardó una hora en completar el circuito. “La demora era hasta entrar y llegar a votar. Una vez que te dan el sobre y la boleta, es rápido”, contó a Clarín.

Otro cronista encontró una situación algo mejor en Villa Urquiza, donde de todas se registraban demoras menores para completar el circuito, lo que hacía que se extendieran las filas. Incluso los candidatos han demorado en la fila de votación. Martin Lousteau ingresó a las 8.30 y logró sufragar a las 8.51. Por su parte, Leandro Santoro demoró media hora en una escuela del barrio de Boedo. “A pesar de que está demorando mucho, le pido por favor a la gente que venga a votar lo que quiera votar, pero que venga”, pidió.

240 máquinas no andan

La jueza federal María Servini, responsable del control de las elecciones presidenciales, volvió a cuestionar la organización de las elecciones porteñas. Firmó después del mediodía una nueva resolución en la que informó que “hasta el momento aproximadamente 240 máquinas [de voto electrónico] no funcionan” y dijo que eso no puede frenar las elecciones presidenciales, que se hacen con las boletas de papel tradicionales, en simultáneo con los comicios locales, pero en urnas separadas.

Servini destacó que “aún estando el personal técnico de la empresa adjudicada” presente en los lugares de votación, “no han sido ni reparadas ni reemplazadas” las máquinas con problemas.

Muchos que llegan al establecimiento se retiran inmediatamente al notar la larga lista de espera.

Por su parte, desde el gobierno de la Ciudad afirmaron después del mediodía que la votación “está normalizada”. Además, insistieron en que “solo 87 máquinas habilitadas para la votación con la Boleta Única Electrónica (menos del 1 por ciento del total) registraron problemas en el inicio de la jornada que ya fueron subsanados”. Aapuntaron contra los fiscales de algunas mesas que no aceleran el proceso al permitir que las personas pasen de a dos, para que uno vote en el cuarto oscuro para la elección nacional mientras otro lo hace en la máquina, para las autoridades porteñas.

Es su segundo escrito del día contra el operativo que montó el gobierno porteño para las elecciones locales. Antes de que abrieran las urnas, Servini envió una nota a la Cámara Nacional Electoral para ponerla en conocimiento de graves dificultades que detectó en la puesta en marcha de las máquinas. Fue entonces cuando denunció una “impericia nunca antes vista”.

Fuentes de la Cámara dijeron a LA NACION que los jueces se reunirán para analizar la situación. Adelantaron que respaldan la preocupación de la jueza. Servini indicó además que por esta situación era probable que se extendiera el horario de votación en la ciudad más allá de las 18.

Con información de Clarín y La Nación

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