La UP 4 aloja a jóvenes de entre 16 y 20 años. Además de estudiar, como parte de las actividades de laborterapia, se capacitan en peluquería, cocina, panadería, fidería, radio y tienen su propia huerta.
Por Héctor Núñez
Contener, educar y reinsertar son las principales consignas de la Unidad Penal 4 de Menores del Servicio Penitenciario Provincial. Cada vez son más los talleres de laborterapia al alcance de los jóvenes de entre 16 y 20 años. Barbería, panadería, y cocina, en ese orden, se ubican las preferidas por los internos.
Dentro de las prioridades para arrancar la jornada en el penal, todos los jóvenes asisten a las clases de educación física. Los profesores tienen un programa de entrenamiento para cada grupo y a partir de ahí se desarrollan las demás actividades.
El boom de la barbería
Los cortes de moda y la satisfacción de ver su trabajo plasmado en el cabello de un compañero, son algunas de las motivaciones que tienen los internos de la UP 4 para elegir el taller de barbería.
“No pueden hacer el mismo taller, todos al mismo tiempo, entonces se los divide por grupos y días”, explicó al comienzo de esta entrevista, con canal12misiones.com, el director de la UP 4, Héctor Morínigo.
Desde su implementación como taller de laborterapia, ya hubo cinco internos que recibieron su certificación como barberos. Desde entonces son formadores de sus propios compañeros. Esta nueva etapa la transitan guiados por el personal profesional.
Dentro del predio, en el espacio que se dictan las capacitaciones, se montó la peluquería. Allí, Carlitos, uno de los 42 jóvenes alojados en esta Unidad, aprende peluquería. Mientras le daba el toque final al corte solicitado por su amigo, comentó: “me encanta hacer estos cortes copados, son los que todos usan ahora”.
Con la mirada puesta en el futuro, aseguró que desea recibirse de barbero para trabajar en este oficio cuando salga.
Hacerlos parte
Aunque la panadería y la fidería son dos rubros que están casi asociados, cada uno tiene su espacio de elaboración. En cada sector hay grupos de internos que día a día aprovechan su oportunidad para aprender sobre las distintas especialidades.
En el caso de los fideos, el rol de los aprendices es fundamental. Asumen ese compromiso diario de ayudar a producir 250 kilos de pastas que se distribuyen en todas las unidades penales e incluso en las comisarías.
También son capacitados en economato. Quienes pasan por esta actividad, después, son los encargados de administrar los alimentos e insumos de la población penal. “Con esta función ellos aprenden a fraccionar los productos y les gusta esa responsabilidad, siempre acompañados del personal penitenciario”, explicó el director de la UP4.
También como parte de su formación, los internos aprenden a cocinar y lo hacen para todos. Esta sección es muy atractiva para el desarrollo emocional y la posibilidad de sentirse útil.
Hay más talleres
Otro de los talleres que se dictan es de radio. Los miembros graban los contenidos y lo trasmiten cada fin de semana a través de la radio del ITEC. Son segmentos de cultura y de interés general.
En el patio, el desafío es lograr el autoabastecimiento a través de la huerta. Por eso cada semana, los jóvenes son capacitados en agroecología. En el penal consumen sus propias cosechas de lechuga, zapallo y verdeo.
Reflexiones desde adentro
La Unidad Penal 4 cumplirá 33 años de funcionamiento. Desde entonces el trabajo de la reinserción creció y adoptó nuevos desafíos.
El director de UP4, Héctor Morínigo, reflexionó que “estar privados de su libertad es una situación muy difícil y de mucho estrés, más cuando son adolescentes. También es cierto que estar afuera y no poder cumplir tus sueños es difícil”. Por ello valoró las herramientas que se les brinda a los internos.
Por su parte, el titular del área de Educación y Cultura, Walter Sánchez, afirmó que se hace hincapié “en la contención social y afectiva de estos chicos. Porque es de lo que más carecen al ingresar”.
En ese sentido, el alcaide mayor destacó la importancia de que los jóvenes adopten hábitos como el de la religión. “Una vez que logramos insertarlos en la educación y en el culto son notables sus cambios de conductas”, afirmó.
Pintar el futuro
Durante la entrevista, dos internos mostraron parte de los murales que crearon a partir de la imaginación y los conocimientos adquiridos en los talleres relacionados al arte.
Son apasionados del dibujo. Por ello, en estos días de vacaciones, asisten a las actividades planificadas durante el receso escolar. En este espacio aprovechan el tempo para pintar. Junto a sus compañeros asisten a las clases particulares con el objetivo de reforzar lo aprendido.
Reconocimiento
Tanto Morínigo como Sánchez reconocieron la labor de los profesionales que se dedican a guiar a los jóvenes hacia su reinserción. Es fundamental el trabajo diario del cuerpo de seguridad, de los acompañantes terapéuticos, docentes y capacitadores en general.
