La Estudiantina, una tradición que marca el calendario cultural de Posadas, no sería posible sin el compromiso y el acompañamiento de las madres de los estudiantes. Año tras año, ellas juegan un papel clave en la organización y contención de los jóvenes, fortaleciendo este evento que es parte del patrimonio cultural de Misiones.
Una tradición que une generaciones
La Estudiantina de Posadas no es solo una celebración anual, sino un evento que une a varias generaciones a través del tiempo. Durante décadas, los estudiantes han protagonizado este festival con entusiasmo, pero tras bambalinas, las madres juegan un papel indispensable. Ellas y toda la familia, no solo son espectadores. Sino también las primeras en brindar apoyo, en la confección de los trajes, la organización de ensayos y la coordinación logística para que a los chicos no les falte nada durante el desfile.
Este evento, que destaca por su colorido y creatividad, es una muestra de la cultura juvenil de Posadas y es parte del patrimonio intangible de Misiones. Pero más allá del despliegue artístico, el respaldo familiar, es lo que le da estabilidad y continuidad a la Estudiantina. A lo largo de los años, muchas madres han compartido que acompañar a sus hijos es un modo de revivir su propia juventud, creando un ciclo de transmisión de valores y tradiciones culturales.

Estudiantina: apoyo emocional y organizativo
La preparación para la Estudiantina implica meses de esfuerzo para los estudiantes, quienes equilibran sus estudios con la responsabilidad de preparar coreografías, trajes y carrozas. En ese contexto, el acompañamiento resulta esencial, no solo en términos prácticos, sino también emocionales. Ellas son las que ayudan a gestionar la ansiedad previa a las presentaciones, aportan ideas creativas, y sobre todo, brindan contención en momentos de frustración o agotamiento.
El testimonio de muchas madres revela la importancia de estar presentes en este proceso, ya que para los jóvenes, la Estudiantina es mucho más que un evento festivo. Es una experiencia que refuerza su sentido de pertenencia, identidad y trabajo en equipo. El apoyo de las familias, tanto en los días de ensayo como durante las noches de desfile, permite a los estudiantes concentrarse en disfrutar y dar lo mejor de sí mismos en la Costanera. Esta red de contención es una de las claves para que el evento sea tan esperado y celebrado por la comunidad posadeña.
Un papel fundamental en la seguridad

La seguridad de los estudiantes durante la Estudiantina es una prioridad tanto para las familias como para las autoridades. En este sentido, el rol de los grupos de madres se vuelve aún más relevante. Ellas no solo se encargan de supervisar a sus hijos, sino que muchas veces colaboran con la organización del evento para garantizar que todo se desarrolle de manera segura y ordenada. Durante los desfiles, las madres se ubican en puntos estratégicos para estar atentas a cualquier inconveniente, y muchas de ellas se coordinan con los organizadores y las fuerzas de seguridad para asegurarse de que los estudiantes puedan disfrutar sin preocupaciones.
Además, la presencia de las madres genera un ambiente de confianza y tranquilidad, tanto para los jóvenes, como para los espectadores. Este compromiso colectivo contribuye a que la Estudiantina mantenga su carácter festivo, sin que se presenten mayores contratiempos.

La Estudiantina de Posadas es, sin duda, un evento cultural invaluable, pero su éxito no podría mantenerse sin el apoyo incondicional de las familias. Año tras año, los jóvenes expresan su creatividad y energía, con el soporte materno necesario en cada paso del camino. Su presencia no solo enriquece la experiencia de los estudiantes, sino que fortalece una tradición que sigue siendo un pilar de la identidad cultural misionera.
*Fotos de Sixto Fariña.