El fenómeno de sentarse a beber un café y acariciar un gatito mientras es mundial. Aseguran que reduce los niveles de estrés.
Existen muchísimos lugares en todo el planeta donde se puede ir a tomar algo mientras se observa o se interactúa con varios felinos que deambulan por el local. Inclusive muchos de los que van a estos lugares tienen en su casa su propio gato, pero la experiencia de estar con muchos a la vez es lo que vale el precio de la entrada.
En Buenos Aires, en el barrio del Abasto abrió el “Cat Café de Buenos Aires”. A diferencia de los gato-café del resto del mundo, la sucursal porteña no tiene un local a la calle. Para visitarlo debe contactarse por instagram, realizar la reserva de día y horario y pagar por adelantado.
Una vez concretados todos esos pasos, se comunica la dirección para que se produzca el encuentro. Los turnos son de una hora y hay seis por día en grupos de entre 2 y 5 personas. La tarifa por la experiencia es de $1.200 pesos los días hábiles y $1.500 los fines de semana. En el precio se incluye un café con leche y algo dulce
Una vez dentro, la experiencia es inmersiva: decoración alusiva, tienda de recuerdos y fotos de gatitos. Se debe usar alcohol en gel para no perturbar a los gatos con olores de otros animalitos y se les puede dar de comer alimentos provistos exclusivamente por el establecimiento. Se pueden tomar fotos, pero sin flash
La tienda de recuerdos y souvenirs funciona por una buena causa: un porcentaje de estas ventas van a dos refugios que se dedican a rescatar y a transitar animales hasta que estén listos para la adopción. Es decir que además de disfrutar de los animales favoritos, los comensales también pueden hacer la buena acción del día
JD