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Josefina Espínola, una pionera de la mecánica y la inyección electrónica en Misiones

Josefina Espínola lleva 18 años dedicados a la mecánica, se especializó en inyección electrónica y se ganó el respeto en un rubro mayormente masculino. Con formación autodidacta y una gran pasión, trabaja en el taller familiar, donde comparte sus conocimientos con una clientela, mayormente femenina. Su esfuerzo y entrega la han hecho merecedora de una nominación a los premios Melchora.

Por Florencia Bueno

Desde pequeña, la misionera Josefina Espínola tuvo contacto directo con el mundo automovilístico. En su hogar, los autos eran parte de la vida diaria, ya fuera por la actividad de competición o el trabajo en el taller familiar. Fue así que de grande decidió formarse en mecánica e inyección electrónica vehicular y es una de las primeras mujeres en ocupar estos espacios en la provincia.

“Empecé desde muy chica, decidí cambiarme a una escuela técnica, la EPET N°1, donde tomé la decisión de dedicarme a esto”, comenta. Allí fue cuando comenzó a trabajar junto a su padre, observando y aprendiendo a manejar las herramientas de la mecánica.

Justo en esa época, cuando ingresaba al mundo laboral, la inyección electrónica comenzó a convertirse en una tecnología fundamental en el taller. Esto la motivó a especializarse en el tema y capacitarse continuamente.

“Me gusta mucho, porque en esta área uno nunca deja de aprender, los modelos y la tecnología avanzan constantemente”, explica con entusiasmo. Supo combinar el aprendizaje académico con la práctica diaria, manteniéndose actualizada en un rubro que evoluciona rápidamente.

Un espacio seguro para sus clientas

El taller de los Espínola se destaca por la calidad del trabajo, pero también por un enfoque que empodera a sus clientas. Allí, Josefina logró que más del 70% de su clientela sea femenina, algo poco común en el ámbito de la mecánica. “Explicamos, mostramos y damos herramientas para que las mujeres no tengan miedo, porque muchas veces se cree que una mujer no entiende de autos”, cuenta.

En el taller, cada clienta recibe una explicación detallada y, si lo desea, una breve capacitación sobre su propio vehículo. Esto les permite manejarse con más confianza frente a problemas mecánicos, evitando la dependencia absoluta de un mecánico. La joven mecánica considera que esta es la razón por la que tantas mujeres eligen su taller, y ella siente orgullo por brindarles un espacio en el que se sientan cómodas y seguras.

El taller, su segundo hogar

Para Josefina, trabajar en el taller es más que una ocupación, es una forma de vida. El ambiente familiar que reina en el lugar le permite sentirse como en casa. “Para mí no es venir a trabajar, sino estar en familia”, contó con sinceridad. Esta conexión es tan fuerte que incluso su pequeña hija de dos años y medio ya muestra interés por el mundo de los autos. “Ella tiene su propio equipo de escáner pequeño y le encanta jugar a que trabaja como mamá”, comenta orgullosa, quien reconoce en su hija la chispa que también encendió su propia vocación.

Este año, su dedicación y trayectoria fueron reconocidas con una nominación a los premios Melchora, que destaca a mujeres misioneras pioneras de diversas disciplinas. Su historia es un testimonio de esfuerzo y pasión en un ámbito que pocas mujeres eligen, y un ejemplo de cómo el empoderamiento femenino puede abrir nuevas puertas en cualquier área. La historia de Josefina Espínola ha demostrado que en la mecánica también hay lugar para el liderazgo y la empatía femenina.

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