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Written by 10:53 pm Tecnología

Con plantas nativas, realizan fitomedicamentos y fomentan el uso sustentable de la biodiversidad

María Preta y Petiveria Alliacea, las nativas protagonistas del proyecto que se lleva a cabo en el laboratorio del BioLab que funciona en Posadas. Esta investigación recibe el nombre de Formulación de Repelentes a Base de Plantas Nativas para Insectos Voladores. 

Por Micaela Carnevale

El uso de plantas con fines medicinales sucede desde tiempos remotos. Tal es así que en la actualidad, esta práctica se afianzó tanto en los países desarrollados como en aquellos menos industrializados, donde el acceso a los medicamentos en ocasiones constituye un bien al alcance de pocos. Además, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 75% de la población mundial depende casi exclusivamente del uso de las plantas para el cuidado de la salud

Al respecto, Carlos Altamirano, director del proyecto de Formulación de Repelentes a Base de Plantas Nativas para Insectos Voladores que se lleva a cabo en el laboratorio del BioLab que funciona en Posadas, donde se investigan las propiedades medicinales de las plantas nativas y promueven el uso sustentable de la biodiversidad, contó que la línea de la investigación busca elevar la importancia de la flora nativa de Misiones en cuanto a la elaboración de fitoproductos y bioinsumos. 

En ese sentido, comentó que en esta primera etapa del proyecto se buscó plantas que cumplan con las características de repelente, y tras un arduo trabajo de investigación, lograron encontrar a las adecuadas que ofrecían esa virtud: la planta María Preta, conocida también como Cordia Curassavica y la Petiveria Alliacea, comúnmente conocida como Yerba Pipi. 

“Ambas plantas son aromáticas y tienen un uso ancestral arraigado y gracias a estas particularidades de cada una, pretendemos lograr formulaciones a base de las mismas”, indicó Altamirano.

Teniendo en cuenta esto, el proyecto se dividió en diferentes etapas: “Actualmente nos encontramos finalizando la primera fase en la que planteamos mecanismos de extracción y de análisis químicos. En cuanto a la extracción, se realiza a través de un sistema de arrastre de vapor por el cual se extraen los aceites esenciales de las plantas que luego se condensan para obtenerlos”, explicó. Además, desde el laboratorio diseñaron un dispositivo pequeño para poder mejorar el rendimiento del equipo, esto se logra al agregar, de manera constante, un suministro de agua fría. 

Si bien la primera etapa resultó positiva con respecto a la obtención del aceite de ambas plantas, el rendimiento en cuanto a la relación del material vegetal necesario para la producción de dicho aceite, fue de muy bajo nivel: “Esto nos obligó a evaluar otras alternativas como la realización de extractos hidroalcohólicos de las especies para combinarlas con actividad de los aceites, lo que nos permitiría un mayor rendimiento de extracción de la planta y hasta podría permitirnos continuar evaluando otros beneficios de las plantas”, precisó Altamirano. 

Luego de la obtención de los aceites y caracterizar las composiciones químicas de los productos que se elaborarán a través de esta materia prima, el proyecto continúa con la realización del análisis de toxicidad: “Estos datos son importantes ya que para lograr pasar a una formulación debemos estar seguros que el producto no nos hará daño, para ello llevaremos a cabo una base semi sólida y una líquida”, contó y explicó: “Una base sólida sería una pomada y la otra será una formulación en spray. Ambas elaboraciones irán en recipientes que ya se nos entregaron”.

Carlos Altamirano, director del proyecto de Formulación de Repelentes a Base de Plantas Nativas para Insectos Voladores.

La finalización de este proyecto se prevé en aproximadamente ocho meses: “Transcurrida la finalización de esta investigación, se probará la efectividad de las formulaciones por lo que armaremos concentraciones en niveles crecientes y decrecientes de los componentes a base de las plantas”, precisó. A su vez, indicó que las pruebas serán realizadas en un bioterio, es decir un pequeño cubículo donde van a convivir los insectos repelidos por los componentes: “Allí observaremos de qué manera y cuánto tiempo es efectiva esta elaboración, a partir de ahí, podremos concluir si estas formulaciones tienen carácteres ranolécticos aceptables”, explicó Altamirano. 

Los productos con los que están trabajando en el BioLab son a base de plantas y componentes sumamente sencillos, por lo que son amigables con el medioambiente y los residuos de los mismos no significarán un problema ambiental. 

Finalmente, Altamirano comentó: “Las especies de plantas nativas María Preta y Petiveria Alliacea, no están siendo utilizadas para trabajos con esta finalidad, por lo que desde el proyecto esperamos realizar un aporte en base a esta temática para que luego pueda tener una importancia económica y medioambiental para el control de este tipo de plagas en Misiones”.

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