Los teléfonos plegables siguen teniendo importantes limitaciones, como su precio, pero empiezan a introducir pantallas secundarias que pueden alterar la forma en que estamos acostumbrados a usarlos.
Con la presentación de las gafas Visio Pro de Apple, los fabricantes de teléfonos de la competencia seguramente han respirado tras el desvanecimiento de uno de los rumores más recurrentes de los últimos años, el cual suponía que las gafas de realidad mixta de Apple podrían terminar sustituyendo a los actuales teléfonos.
La presentación de esta nueva herramienta tecnológica no supuso el fin de la era del celular, pero a un continente de distancia se presentaba otra nueva innovación que sí demostró un cambio significativo en el diseño de los actuales teléfonos. Motorola presentó hace pocos días su teléfono plegable Razr 40 Ultra en Madrid.
Al sacarlo de la caja no hay nada demasiado excepcional en el diseño de este teléfono plegable de gama alta. La magia viene al encenderlo y comprobar que con el teléfono plegado su pantalla delantera permite usar muchas aplicaciones de Android, como Google Maps o WhatsApp.
No es una cuestión menor encontrarnos algo así en el aburrido mundo del diseño de los celulares. Esta pantalla adicional cambia la forma de usar el teléfono por completo. Motorola por ejemplo mostró cómo el teléfono plegado podía mostrar una ruta conduciendo una moto instalado en el manillar.
Una implementación con fallas y aciertos
El Motorola Razr 40 Ultra permite usar aplicaciones incluso plegado. Las aplicaciones de esta pantalla de 3,6 pulgadas, prácticamente cuadrada, pueden ser muy amplias. Pero este diseño, que permite usar de dos formas muy diferentes un mismo teléfono, parece que sigue teniendo algunos de los graves problemas que a día de hoy tienen muchos teléfonos plegables.
Aunque este periódico no ha tenido ocasión de probar este teléfono de Motorola, parece bastante probable que su batería sea insuficiente para lo que se espera en 2023 de un teléfono que cuesta más de 1.000 dólares. A pesar de eso es innegable el acierto del nuevo diseño de este Motorola.
Además, ambas cosas, el precio y la autonomía, es de esperar que mejoren en los teléfonos plegables. Y es de esperar que otros modelos incorporen pantallas secundarias similares.
Se habla por ejemplo de que el Samsung Flip 5, que probablemente se presentará en julio, contará con una pantalla similar a la de este Motorola. Aunque hay muchos escépticos sobre este tipo de teléfonos, es cierto que también son muchos los que esperan que los celulares plegables maduren en sus puntos flacos y rebajen sus precios.
Estamos viviendo un momento que puede ser comparable con el del lanzamiento del primer Samsung Galaxy Note. Un teléfono que cuando fue lanzado en 2011 provocó tanto burlas como fascinación.
El tamaño de su pantalla era de 5,3 pulgadas, mucho menor que el de las pantallas de la inmensa mayoría que se venden actualmente, pero en 2011 ese tamaño era tan grande que se le consideró una pequeña tableta.
Samsung impuso de tal forma las pantallas de gran tamaño, que hoy son muy pocos los teléfonos que incorporan pantallas de menos de seis pulgadas. A pesar de ello muchos siguen sintiendo añoranza de teléfonos que se puedan guardar en un bolsillo.
Pero la revolución plegable, que no acaba de llegar, no solo devolvería el teléfono al bolsillo. Hay otros factores en el diseño de los teléfonos plegables, sobre todo si estos tienen una gran pantalla frontal adicional, que los hace atractivos.
Como poder realizar una videollamada o ver un vídeo desplegando el teléfono y poniéndolo en una mesa en forma de L. Eso por no hablar de las posibilidades que abre al grabar vídeo en primera personar o realizar selfies.
Pero a día de hoy la cruda realidad es que las webs de segunda mano de Internet están plagadas de teléfonos plegables con pantallas que han sufrido al plegarse y desplegarse. Eso por no hablar de que nadie ha logrado aún una pantalla flexible que logre que no se perciba en el centro las irregularidades que logran su característica principal, ser plegable.
Fuente: La Vanguardia
