
Misiones, conocida por su exuberante naturaleza y paisajes verdes, guarda en su interior una tradición que despierta el interés de turistas locales e internacionales: la producción del té. La experiencia del té misionero, propuesta por Pablo Machicote, un productor con más de 30 años de trayectoria, ofrece un recorrido único que permite a los visitantes sumergirse en cada etapa de este proceso ancestral, desde el cultivo en las plantaciones hasta la degustación final.

En diálogo con canal12misiones.com, Machicote explicó cómo esta iniciativa logró captar la atención de turistas de todo el mundo. A su vez, proporcionó un conocimiento profundo sobre la elaboración del té en hebras, un producto de gran valor para la economía misionera.
Un tour que comienza en el cultivo
La experiencia comienza en las plantaciones de té, donde los turistas tienen la oportunidad de conocer la base de la producción. Machicote relata que, a diferencia de otras regiones productoras de té, en Misiones se trabaja con una variedad que proviene de la semilla de la Camellia sinensis, lo que confiere una particularidad única al producto local.
“Trabajamos con un té de la familia camellia sinensis de semilla, no de clones. Este té tiene una historia que se remonta a 100 años, cuando llegó la semilla a la provincia”, destaca el productor.

En el recorrido, los turistas aprenden sobre la historia del té misionero, sus características y cómo se realiza el cultivo. “Tenemos dos sectores, uno para la industria y otro para la producción que se elabora en nuestra fábrica”, detalla Machicote.
Los visitantes pueden ver de cerca el trabajo de la tierra y conocer las particularidades de este cultivo, que fue fundamental en el desarrollo agrícola de Misiones.
Una experiencia interactiva y personalizada
La propuesta incluye distintos programas de duración variable, que van desde dos hasta cuatro horas. Los turistas participan activamente en la cosecha del té y experimentan en primera persona el proceso que implica la recolección de las hojas. “La dinámica es que la gente sube a la cosechadora, cosecha junto al dueño de la chacra y trabaja con él”, explica Machicote.
Una vez que se cosecha el té, el recorrido continúa en la fábrica, donde se observan las máquinas y los métodos de producción.

“Les mostramos cómo hacer té blanco y cómo se cosecha a máquina lo que luego se elabora en la fábrica”, comenta el productor. En ese sentido, los turistas no solo son testigos de la producción, sino que se convierten en parte activa del proceso, un aspecto que distingue a la experiencia de otras actividades turísticas de la región.
La degustación: el cierre perfecto
El recorrido culmina con una degustación en la casa de Machicote, donde se explican los distintos tipos de té y sus características. Durante esta parte del recorrido, los visitantes disfrutan de una charla informativa sobre la historia del té misionero, una parte crucial de la experiencia.

“Venimos a la casa donde tenemos preparados todos los utensilios para realizar las degustaciones”, señala Machicote, quien resalta que la propuesta atrae a turistas de diferentes puntos del país y del mundo. “Tenemos turistas de Buenos Aires, del sur del país, de Brasil, Uruguay, Irlanda y de Europa. Para los europeos, la experiencia es algo completamente nuevo”, comenta.
El proceso de producción puede durar hasta 30 horas
La época de cosecha en Misiones va de octubre a mayo, aunque Machicote destaca que su fábrica es una de las pocas que continúa trabajando hasta julio para la producción de té de invierno, especialmente el té verde. “Ahora, en estos días de enero, estamos trabajando a full”, menciona.

En cuanto a la capacidad de producción, señala que su fábrica puede procesar hasta 120 kg de hoja verde por día, trabajando con 20 hectáreas de plantación. El proceso de producción comienza temprano, a las 8 de la mañana, y se ajusta según el tipo de té que se esté elaborando. “El té verde se elabora y termina en el día, mientras que el té negro toma más tiempo, ya que después de la cosecha, las hojas se marchitan y se dejan reposar”, explica.
El productor también resalta la diferencia clave entre su método de producción y el de la industria. “En la industria, la elaboración del té tarda unas 10 horas, pero nosotros seguimos un proceso más tradicional y detallado. Para el té verde, el proceso dura unas 12 horas y para el té negro, al menos 30 horas”, comenta. Este enfoque ortodoxo permite controlar con precisión cada paso del proceso, lo que garantiza una calidad superior en cada taza.

Producto de exportación
La dedicación y el esfuerzo de Machicote permiteron que su marca se posicione como un referente de calidad en el mercado. A lo largo de los años, logró conquistar no solo a turistas, sino también a consumidores internacionales. Su té es un producto de consumo local que también se exporta. Así, lleva el sabor de Misiones a diversas partes del mundo.
Experiencia del té misionero: una propuesta turística que crece
La eperiencia del té logró consolidarse como una atractiva propuesta turística. En este aspecto, fomenta el respeto por las tradiciones y la cultura productiva. A través de esta actividad, los turistas tienen la oportunidad de conectarse con la historia del té misionero y experimentar de manera directa los procesos que dan vida a este infuso que tanto caracteriza a la provincia.
Como concluye Machicote, “es una experiencia que acerca a los turistas a nuestras raíces y nos permite mostrar el trabajo que se realiza en cada etapa del proceso, desde la plantación hasta la taza”.