Este 2 de noviembre de 1984, la UNESCO otorgó el estatus de Patrimonio Mundial de la Humanidad a dos emblemáticos destinos de Misiones: las Cataratas del Iguazú y los Conjuntos Jesuíticos Guaraníes. Este reconocimiento destaca el valor natural y cultural como elementos clave en la identidad de la región y en el patrimonio mundial.
Las Cataratas del Iguazú, una de las maravillas naturales más impresionantes del planeta, se extienden a lo largo de la frontera entre Argentina y Brasil. Este espectacular sistema de cascadas, compuesto por aproximadamente 275 saltos, incluye la famosa Garganta del Diablo, un imponente cañón que atrae a millones de visitantes cada año.


El Parque Nacional Iguazú, que protege este patrimonio natural, alberga una biodiversidad excepcional, siendo hogar de numerosas especies de flora y fauna, muchas de ellas en peligro de extinción. Su conservación es vital no solo para preservar la belleza del paisaje, sino también para el equilibrio ecológico de la región.
Por otro lado, los Conjuntos Jesuíticos Guaraníes, que incluyen los sitios de San Ignacio Miní, Santa María La Mayor, Nuestra Señora de Loreto y Santa Ana, representan una parte fundamental de la historia colonial y de la interacción cultural entre los pueblos indígenas y los colonizadores europeos.
Estas misiones fueron establecidas en el siglo XVII por los jesuitas con el objetivo de evangelizar a las comunidades guaraníes y promover su desarrollo social y económico. Las ruinas de estas misiones, con sus imponentes estructuras de piedra y su diseño arquitectónico singular, son un testimonio de una época en la que se buscó crear una sociedad basada en la cooperación y el respeto mutuo.




Ambos destinos son atractivos turísticos y son fundamentales para la identidad cultural de Misiones. Recorrer las instalaciones de Las Misiones y explorar el Parque Nacional Iguazú permite a los visitantes sumergirse en la rica historia de la región, conocer las anécdotas de sus orígenes y experimentar la esencia de la cultura misionera.
El legado de estos sitios va más allá de su belleza escénica y su relevancia histórica; son un llamado a la preservación del patrimonio natural y cultural. A través de programas de conservación y educación, se busca asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de estos tesoros y comprender su significancia en el contexto global.
La declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1984 ha contribuido significativamente a la promoción del turismo en Misiones, impulsando la economía local y fomentando la conciencia sobre la importancia de conservar estos espacios. Con cada año que pasa, estos destinos continúan atrayendo a turistas de todo el mundo, consolidándose como puntos clave en el itinerario de quienes desean explorar la riqueza de la tierra colorada.