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Pisanki, una tradición polaca que perdura en la provincia

Se denomina pisanki a las distintas técnicas de decoración de huevos de gallina para regalar en Semana Santa. Originalmente se regalaban huevos cocidos decorados sin embargo con el tiempo se los fue rellenando con garrapiñadas o confites.

Pisanki

Se acercan las Pascuas y los comercios en Oberá, desde hace décadas, destinan una sección de sus instalaciones a los huevos de chocolate. Son huevos comerciales, empaquetados con envoltorios vistosos que venden la ilusión de una sorpresa en su interior. Son muy requeridos por los más pequeños y mirados muchas veces con recelo por los más grandes (quienes asumirán el gasto de la compra). También cada vez son más comunes los huevos de gallina pintados rellenos con garrapiñada hechos de manera más modesta y que representan un emprendimiento para algunos.

Estos emprendimientos surgen de la tradición de muchas familias inmigrantes que conservan la costumbre de “hacer los huevos de Pascua”. Es así que, dependiendo de las raíces inmigratorias de las familias, los huevos o sus cáscaras se decoran de una manera distintiva. En el caso de los polacos, esta tradición es conocida como Pisanki.

La historia de los Pisanki

A su vez los pisanki polacos (para ucranianos pesanke, pisanka para los rusos y kraslice para los checos) se diferencian por la técnica utilizada para decorarlos. A través de los siglos, los pisanki fueron adquiriendo su decoración de maneras muy diversas. Desde la pintura, la transferencia de pigmentos, calado o bordados, esta tradición se materializó de acuerdo a la creatividad e ingenio de muchos creadores anónimos.

En diálogo con canal12misiones.com, Gabriel Enriquez y Fernanda Sotelo, integrantes de la Colectividad Polaca de Oberá, nos cuentan algunas técnicas para decorar los huevos de pascua, Gabriel y Fernanda también compartirán recuerdos y vivencias relacionados con la intimidad de una costumbre que perdura.

Gabriel Enriquez, activo integrante de la Colectividad Polaca de Oberá y Cofundador de su Consejo Cultural, conoció los pisanki desde pequeño. Su abuela, Ordelina Petrovsky, fue la mayor responsable de transmitir esta milenaria tradición. Gabriel recuerda que en su hogar, al aproximarse la Semana Santa, comenzaba el acopio de cáscaras de huevo cuidadosamente vaciadas y conservadas para su posterior decoración. “Y guarda, que no se te rompa uno porque ahí comenzaba un rosario de lamentos”.

Ordelina Petrovsky, Abuela de Gabriel

A su vez, Fernanda Sotelo cuenta que fue su abuela, Susana Skleplek, la encargada de transmitirle esta costumbre. “En el caso de mi abuela, además de pintar las cáscaras de huevo, ella bordaba un envoltorio en una técnica similar al crochet. A través del tejido se iban dibujando figuras y líneas decorativas que tienen la finalidad proteger la estructura de la cáscara. A ella siempre le gustaba tejer y le dedicaba mucho tiempo a esa actividad. También hacía huevos enteramente de crochet y canastitas tejidas”. Gabriel por su parte recordó que su abuela tejía unas canastitas para portar los huevos y que quedaran parados. Ambos coincidieron en que llegadas las pascuas, todos reciben e intercambian sus pisanki.

Fernanda, recuerda que cuando tenía 13 años tomó conciencia de su legado y sus raíces y comenzó a sumergirse en la cultura y tradiciones del país baltico. Por su parte, Gabriel señala que su bisabuela había venido desde Polonia y transmitió a toda su familia las tradiciones traídas del viejo continente, entre ellas a su abuela Ordelina.

Enriquez también recordó que en su familia la decoración se hacía a través del pintado o el teñido de las cáscaras. De niño Gabriel iba con su abuela a la chacra y buscaban las famosas margaritas amarillas. Con los pétalos de esas flores se envolvía con una gaza la carcaza del huevo y se hervía esas piezas. De esta manera, los pigmentos y las formas de los pétalos se transfieren a la corteza del huevo. Otra técnica consiste en hervir las los envoltorios con remolachas, zanahorias o yerba mate para obtener distintos tintes. De la misma forma, la garrapiñada con la que se rellenaban los pisanki estaban elaboradas con maní cultivado en la chacra.

Fernanda y Gabriel explicaron distintas técnicas que fueron abordando en los últimos años. Una de ellas es el decoupage. Este método se elabora con servilletas especiales con hermosos dibujos y diseños que se adhieren al pisanki. En el momento de la entrevista exhibieron unas servilletas traídas de Polonia para tal fin.

Asimismo, Fernanda detallo como es el proceso de calado sobre pintura que es una técnica muy utilizada. Consiste en dar dos manos de pintura a la cáscara, una con témpera y otra con acrilico. Luego con un punzón se procede a raspar o calar la pintura para realizar los diversos trazados.

La costumbre de los pisanki atravesó múltiples aggiornamientos durante el siglo XX. Cuando los inmigrantes llegaron a Misiones, todavía se estilaba la decoración y obsequio de huevos cocidos. Con el correr del tiempo y para hacerlos más atractivos para los niños, los adultos comenzaron a rellenarlos con garrapiñada o confites. Esa modalidad todavía perdura en los pequeños pueblos de la provincia con alta inmigracion eslava.

Otra de las particularidades de esta tradición consistía en que únicamente las mujeres tenían reservada la elaboración de Pisanki Tanto es así que los hombres tenían prohibido el ingreso en estos recintos mientras se realizaban estas tareas. En las comunidades se consideraba de mal augurio la irrupción masculina en estos ámbitos. Por supuesto, a medida que el mundo fue cambiando, también fueron cambiando los paradigmas. Tanto es así que, desde hace décadas la elaboración de los huevos de pascua son una oportunidad para compartir tiempo de calidad en familia.

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