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Dejó atrás el bullying y ahora sueña con ser maestra

Gimena Escobar es oriunda de El Soberbio. Debido al acoso escolar que sufrió en la primaria, se mudó junto a su familia a Posadas. Con herramientas inclusivas y acompañamiento pedagógico pudo superar el bullyng. Hoy sueña con ser docente.

Por: Brisa Bujakiewicz

Gimena tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA) y logró, gracias a la educación inclusiva, salir adelante. Durante su paso por la escuela primaria en El Soberbio, su lugar de origen, sufrió bullyng. Este hecho la obligó a mudarse, junto a su familia, a la capital provincial. Actualmente, concurre a la Escuela 730 de Villa Cabello y realiza taekwondo por las tardes. Ambas actividades la ayudaron a readaptarse socialmente. Ahora, sueña con ser maestra y cinturón negro en el arte marcial.

Graciela Méndez, mamá de Gimena, contó a canal12misiones.com que la niña, ahora de 11 años, sufrió bullyng en la institución donde concurría en El Soberbio. Debido a esta situación, se mudaron a Posadas. “Mi hija concurre a la Escuela 730 de Villa Cabello y trabaja en conjunto con la Escuela Especial N°51. Acá nos recibieron de la mejor manera“, relató.

Hace una semana, Gimena arrancó las clases. “La contención es increíble. Para mi es algo positivo porque en esta escuela la aceptan tal como es. Levantan la bandera de inclusión. No es solamente el slogan“, afirmó Graciela. Este año, Gimena inició el sexto grado gracias al trabajo en conjunto de las Escuelas 730 y la Especial N°51.

Gimena sueña con ser cinturón negro. Foto: Héctor Nuñez.

Con 10 años, la nena comenzó a practicar Taekwondo en el taller municipal del barrio Poujade. La actividad la ayudó a interactuar e integrarse con más chicos de su edad. “Ahora va a rendir su tercer cinturón amarrillo punta verde”, contó su mamá. Al mismo tiempo, resaltó que uno de sus sueños es ser cinturón negro, como su profesora Tamara.

“Si tengo que volver, prefiero morir”

A los 9 años, Gimena sufrió bullyng, en la escuela, debido al trastorno que padece. “Se quiso quitar la vida en varias oportunidades porque sus compañeros le decían que era una enferma. Le cortaron el pelo y, hace unos meses, me contó que sus compañeros le querían perforar los ojos con un compás“, narró Graciela.

Sobre las consecuencias, la mamá explicó que “para la familia y el niño que sufre bullyng es muy fuerte. Llegó un momento en el que ella no dormía, se levantaba con pesadillas, no quería salir a la calle. Le alteró la hormona de la tiroide. Mi hija tenía pérdida de pelo, exceso de peso en menos de un mes. Su parte psicológica colapsó y comenzó a tener heridas”.

La madre confesó cual fue la frase determinante que la llevó a tomar la decisión de mudarse a Posadas. “Si tengo que volver a esa escuela mamá, prefiero morir. Me dijo mi hija con tan solo 9 años“, manifestó Graciela.

Gimena junto a sus padres, Guillermo y Graciela. Foto: Héctor Nuñez.

En ese momento, la mamá decidió cargar sus mochilas con dos pares de ropas y quedarse en la capital. “Desde el 21 de diciembre de 2021 no volvimos a El Soberbio, porque ella no quiere volver“, recordó.

En tanto, el papá de Gimena, Guillermo Escobar, es docente en una escuela a 30 kilómetros de El Soberbio. “Él se tuvo que quedar allá porque trabaja. Nosotras nos fuimos. Él viene cada 15 o 30 días a vernos, porque mi hija no quiere volver a El Soberbio“, contó.

Visualizar la inclusión

“Nosotras llegamos en mil pedazos, juntando pedazos caídos, armándome como mamá. Sonrío, pero hay noches que desbordo porque hay situaciones que se me van de las manos“, relató Graciela. En este sentido, observó que el daño que ocasiona el bullyng es irreversible. A pesar de esa experiencia, Gimena y su familia pudieron salir adelante.

En cuanto a la decisión de mudarse, comentó que no se arrepiente. “Estoy agradecida a la Escuela de Posadas. Ahora ella llega y me cuenta que hace, como se llama su maestro y las tareas que tiene”.

Además, Graciela es muy creyente. Expresó que se aferró a Dios y visualizó la felicidad de su hija. “Estamos con psicopedagogas, psicólogas y ahora busco fonoaudióloga. Dios nos puso las personas exactas. He orado todos los días para que nos ponga a personas buenas y estoy convencida de que Dios nos escuchó“, manifestó.

Gimena sueña con ser maestra.

“Empezar a golpear puertas y sentirme tan sola en esta ciudad fue difícil. Gracias a Dios pudimos llegar a Posadas que nos abrió las puertas. Estoy muy agradecida”, sostuvo la madre. En la actualidad, Gimena sueña con ser maestra y dedicar su vida a la educación.

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